Ayer murió en Barcelona, a los 98 años, Claudi Esteva Fabregat, el artífice de la recuperación de la antropología en Catalunya. Esteva Fabregat fue el hombre que rompió con la tradición franquista en la antropología y es autor de estudios destacados sobre las culturas prehispánicas, pero también sobre las sociedades industriales.

De Catalunya en México

Esteva, nacido en 1918 en Marsella, se crio en Catalunya, militó en las Juventudes Socialistas Unificadas de Catalunya y durante la guerra civil luchó en el frente de Aragón. Se marchó a Francia, donde fue encerrado en el campo de concentración de Saint-Cyprien, en la Catalunya Nord. De allí consiguió salir hacia México antes de la caída de Francia. Vivió en México DF de 1939 a 1956. En principio realizó trabajos muy diversos (incluso trabajó como futbolista profesional en Puebla). Más tarde se formó como antropólogo en el Museo Nacional de Antropología y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, con Bosch i Gimpera como profesor. En México conoció al psicoanalista Erich Fromm, se acercó al psicoanálisis y se integró en la escuela de "Cultura y Personalidad".

Retorno

En 1956 decidió dejar su exilio, volver al Estado español y desarrollar lo que había aprendido en México: la antropología. Encontraría la disciplina en un estado pésimo, pero tuvo que sacarse de nuevo el título porque tuvo dificultades para convalidar el diploma mexicano. A partir de 1958 empezó a dar clases en la Complutense de Madrid. Hizo trabajo de campo en la Guinea Española, donde tuvo la que él consideraba su experiencia antropológica clave (más tarde, haría estancias en Perú, Ecuador, México, Guatemala y Estados Unidos). En 1965 fue designado director del Museo Nacional de Etnología, de Madrid, pero no conseguía impactar en el ámbito académico, porque hasta entonces la universidad española no prestaba mucha atención a la Antropología Cultural (los centros más oficialistas se decantaban, claramente, por la Antropología Física o por el folklorismo). En 1968 Esteva se integró en la Universitat de Barcelona como profesor de Etnología, dentro del departamento de Prehistoria. Tres años más tarde Esteva fundó, en el seno del CSIC, Ethnica. Revista de Antropología Cultural, la primera revista española en este ámbito. La disciplina empezaba a consolidarse gracias a la tarea de Esteva Fabregat (y de Carmelo Lisón Tolosana en Madrid). Esteva consiguió una cátedra y creó, en Barcelona, el primer departamento de Antropología en una universidad española. Sus discípulos serían los profesores de buena parte de los antropólogos actuales del Estado (Dolores Juliano, Joan Frigolé, Joan Prat, Jesús Contreras, Ignasi Terrades...).

Estudios latinoamericanos en Barcelona

Esteva se jubiló en 1986, pero siguió enseñando como profesor emérito, primero en Barcelona y después en el Colegio de Jalisco, en México. En el 2003 recibió el premio Narcís Monturiol al mérito científico de la Generalitat de Catalunya, y hace unos meses fue nombrado doctor honoris causa por la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona. Entre sus estudios hay que mencionar Antropología industrial (1973), Razas humanas y racismo (1975), La influencia de México en el exilio español (2009) y La identidad catalana contemporánea (2014).

Antropología desde Catalunya

En una entrevista publicada en la revista Perifèria hace seis años, Esteva explica que su condición de catalán fue básica para decidirse para estudiar Antropología. En México lo intentaron convencer de que los antropólogos tenían que servir para que los indígenas dejaran de ser indígenas, y él, como catalán, replicó que los indígenas, como los catalanes, tenían todo el derecho a querer seguir siendo indígenas. De hecho, aunque estudió en México, algunos de sus principales maestros y compañeros de estudios fueron catalanes o catalanohablantes, como el arqueólogo Bosch i Gimpera, el antropólogo Àngel Palerm o el antropólogo físico Joan Comas. Esteva Fabregat intentó que la antropología abandonara sus tendencias indigenistas y estudiara también a las sociedades modernas, urbanas e industriales. Su interés por la sociedad contemporánea lo llevó a interesarse por el nacionalismo, y especialmente por el nacionalismo catalán. Su último libro, La identidad catalana contemporánea (Fondo de Cultura Económica) suponía una defensa, desde la antropología, del proceso soberanista y de las reivindicaciones nacionalistas catalanas.