El Süddeutsche Zeitung, el importante diario de Munich, acaba de publicar un amplio reportaje en el que expresa su sorpresa por la política de Mariano Rajoy respecto a Catalunya. Textualmente dice: "España amenaza a los catalanes en vez de cortejarlos". La posición de la prensa alemana no es favorable a la independencia de Catalunya aunque, en general, es más esquiva respecto al referéndum del 1 de octubre, del que se limita, sobre todo, a informar. De hecho, esta es la actitud de la gran prensa mundial que sobre todo carga contra el gobierno español, su nula capacidad de poner propuestas encima de la mesa y el maltrato al que somete desde hace tiempo Catalunya. Muchas de las informaciones son especialmente agrias con la actitud de dos ministerios: el de Hacienda por el tema de la financiación autonómica y el de Fomento por el déficit en las infraestructuras.
Debe de ser desesperante para la prensa española y también una parte de la catalana el tratamiento de la prensa internacional. Este martes, sin ir más lejos, El País, el primer diario en difusión de la prensa española, llevaba a su portada como primera noticia las dos manifestaciones que se habían celebrado la víspera frente al cuartel de la Guardia Civil por las declaraciones, sin mandato judicial según el TSJC, de altos cargos en relación al referéndum. El titular era: "La CUP lleva a las calles catalanas su radicalismo". Las amenazas fueron de la extrema derecha, como quedó documentado gráficamente, pero ese extremo se oculta en la primera página.
Habría muchos ejemplos del abismal tratamiento entre los medios internacionales y los españoles. Lo que en el papel de diario se trata en España con trazos gruesos de golpe de estado o se reclaman medidas excepcionales y también se zarandea con entusiasmo cada inhabilitación, multa, actuación del TC o del Tribunal de Cuentas, en la comunidad internacional es percibido como una falta de diálogo o en algunos casos como una extraña falta de cultura democrática.
El referéndum del 1 de octubre anunciado por el Govern no hará sino ampliar esta percepción entre los tribunales y la demanda de democracia y de urnas. Perdida la opinión publicada en Madrid, el relato que interesa al Ejecutivo de Puigdemont es el de los medios internacionales. Y esa batalla debe darla con paciencia y convicción hasta el final.