Tal día como hoy del año 1923, hace 94 años, era asesinado en la actual Rambla del Raval de Barcelona el líder sindical Salvador Seguí i Rubinat, conocido popularmente como El noi del sucre. Seguí, había nacido en Tornabous (Urgell) en 1886, muy cerca del pueblo nativo de Lluís Companys. De hecho, el padre de Seguí fue un mitger -un arrendatario agrario que pagaba en especies- de la propiedad de la familia Companys. Y los chicos en la niñez, aunque eran de edades diferentes, compartieron juegos. Con el transcurso del tiempo Seguí y Companys llegarían a Barcelona -destino habitual del éxodo rural catalán- por caminos diferentes. El futuro president llegó para cursar una carrera universitaria, y Seguí buscando una oportunidad profesional.
Con 14 años ya estaba en Barcelona trabajando como pintor. Era el año 1900 y los obreros trabajaban en unas condiciones horrorosas, sin ningún tipo de reglamentación ni en materia de horarios, ni de seguridad, ni de higiene. Seguí, que era una persona dotada de una fuerte conciencia social, se implicó en los movimientos reivindicativos que lo condujeron hacia el sindicalismo. En la CNT muy temprano se ganó un nombre. Sus dotes de comunicación y de liderazgo lo impulsaron hasta la dirección del sindicato y se relacionó con los personajes más relevantes de la política catalana. El sobrenombre de noi del sucre lo impusieron los políticos de la época, por la curiosa costumbre que tenía de ponerse el terrón de azúcar en el paladar y deshacerlo dentro de la boca mientras se tomaba el café.
Seguí se reencontró con Companys y formaron terna con Francesc Layret. Lucharon para neutralizar la estrategia monopolizadora del catalanismo político que practicaba la Lliga Regionalista. Estaban convencidos de que la plenitud nacional no se podía alcanzar sin la implicación decidida de la clase trabajadora. Y esta fue la causa que los convirtió en objetivo tanto de las autoridades gubernativas españolas como de la derecha tradicionalista catalana. Fue asesinado por pistoleros del Sindicato Libre, una organización pretendidamente obrerista favorable a las tesis partronales que tenía una raíz sociológica y un discurso ideológico carlistas. Y Layret, por un delincuente común relacionado con la policía. Grupos que actuaban al amparo y protección del gobernador civil y militar Martínez Anido. Sus muertes produjeron una gran conmoción en la sociedad catalana de la época.