Tal día como hoy del año 1728, hace 289 años, nacía en Murcia José Moñino y Redondo, que sería secretario de Estado durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, primer conde de Floridablanca, defensor de la Ilustración y promotor del primer censo de la historia hispánica elaborado con una metodología científica moderna. El censo de Floridablanca, llevado a cabo entre 1785 y 1786 y publicado en 1787, es una herramienta histórica de gran valor para conocer la realidad poblacional de cada uno de los territorios que formaban parte de los dominios borbónicos, y a partir de estos resultados explicar la historia demográfica hispánica de las centurias de 1700 y de 1800.
El censo de Floridablanca a diferencia de los que lo habían precedido —el de Campoflorido de 1712, el de Ensenada de 1756 o el de Aranda de 1768— no tenía un objetivo estrictamente fiscal. Floridablanca pretendía disponer de un retrato de la distribución poblacional con un propósito más enfocado en las reformas económicas. Aquel censo reveló que la población hispánica ya estaba concentrada en la periferia peninsular. Más del 60% del total. Catalunya, con 886.624 habitantes, era el tercer territorio más poblado, seguido por el País Valencià con 810.517. Sólo Galicia, con 1.335.299 habitantes, y Andalucía —sin el reino de Granada (678.391 habitantes)— con 1.168.043 las superaban.
En el ámbito catalán, aquel censo puso de manifiesto que los máximos anteriores a la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715) —estimación de 500.000 habitantes— se habían más que recuperado. También puso de relieve que se había iniciado una tendencia que invertiría el peso demográfico hacia las comarcas costeras que en 1787 ya concentraban la actividad mercantil preindustrial, y que unas décadas más tarde impulsaría la Revolución Industrial. Barcelona afianzaba su liderazgo histórico sobre el conjunto del país con 100.160 habitantes, seguida de Tortosa con 16.000, Reus con 14.514, Lleida con 10.390, Tarragona con 9.909, Mataró con 9.657 y Girona con 8.842.