Este no es un artículo de disculpa de nadie ni de condena de nadie. Va de comportamiento político y moral.
Hace dos días que los representantes oficiales del PP afirman que a Rita Barberá la asesinaron Twitter y los periodistas. Hace dos días que escuchamos afirmaciones como "el ensañamiento mediático la llevó a la muerte". Pero detengámonos en Rafael Hernando, portavoz parlamentario del PP en el Congreso.
Este ciudadano ha dicho cosas como "los medios de comunicación hicieron de Barberá un pim pam pum al que golpear permanentemente" o que "fue linchada desde el punto de vista mediático y político. Espero que su muerte sirva para que todos reflexionemos". Pues va, hagámoslo. Reflexionemos.
No es un deseo, ni una desconsideración, sino una hipótesis de pasado. Imaginemos que Jordi Pujol, un señor de 86 años sin el sobrepeso ni el consumo habitual de tabaco y de alcohol de Barberá, hubiera sufrido un infarto hace dos años (cuando tenía 84) y en pleno "caso Andorra". ¿Qué hubiera dicho Hernando? ¿Habría hablado de ensañamiento mediático? Pujol tenía la prensa permanentemente acampada en la puerta de su casa de BCN y en la de Queralbs. ¿Habría considerado ensañamiento mediático las conexiones diarias de varios programas para informar de nada y sólo para mostrar imágenes de un Pujol asediado por decenas de micrófonos? ¿Hablaría de ensañamiento mediático cuando, misteriosamente, alguien avisaba a los medios para que estuvieran en la puerta de la casa de algún hijo de Pujol instantes antes de la llegada de la Policía o de la Guardia Civil para registrarla? ¿O cuando pasaba lo mismo con registros en la sede del partido?
Lo comento porque ahora Hernando ha dicho, refiriéndose a Barberá, que "es muy difícil ser capaz de resistir mentalmente y fríamente el acoso mediático de las televisiones que se colocan bajo tu casa o te insultan y te desacreditan de forma permanente desde el punto de vista personal, político e institucional". ¿Eso vale para todo el mundo o sólo para ella?
Insisto, no estoy diciendo que no existiera corrupción ni estoy defendiendo a nadie. Reclamo coherencia. Personal y política. Y decencia intelectual. Tú no puedes ir acusando a la prensa de haber asediado a una persona hasta la muerte, cuando tu gobierno y, por lo tanto, tu partido, ha colaborado en el acoso de otras personas que, por cierto, tampoco han estado aún juzgadas.
¿Cómo es posible que Hernando tenga el cinismo de decir que "algunos partidos usan los tribunales para perseguir al adversario a quien no han podido ganar en las urnas, sirviéndose de todo el proceso judicial como si fuera un linchamiento?". Pero, ¿cómo se atreve? ¿Quiere que le diga qué partido usa los tribunales para perseguir adversarios? ¿De verdad?
Qué autoridad moral tiene el señor Hernando para abrir ni tan sólo la boquita cuando resulta que el ministro del Interior de su gobierno se reunía con jueces para preparar pruebas falsas contra políticos por el solo hecho de defender unas ideas diferentes a las suyas. Hey, Hernando, que la policía que controla su partido ha falsificado pruebas para inculpar personas. ¿Hablamos de linchamiento? ¿Sí? ¿Hablamos de lo que hubiera pasado si la angina de pecho que sufrió Xavier Trias hubiera sido más grave de lo que fue? Porque, ¿usted recuerda qué le hicieron a Xavier Trias? Falsificar pruebas contra alguien y amplificarlas usando periodistas amigos es muy feo, pero que lo haga una policía política desde un ministerio, es un poquito grave, ¿no cree, señor Hernando?
Y, sobre el caso Pujol, ¿hablamos de las presiones a banqueros andorranos para dar información privada sobre personas de la entonces Convergència y de Esquerra? ¿Hablamos de las amenazas a los hermanos Cierco? ¿Hablamos de la famosa comida en una famosa boda? ¿Hablamos de donde salió el dinero con el que pagaron entre medio millón y un millón de euros a un señor que les prometió ciertas informaciones sobre Jordi Pujol, Artur Mas y Xavier Trias y que resultaron ser falsas?
Hernando, de verdad, calla. Sí, ya sabemos que cuando termines de donde estás, te agradecerán los servicios colocándote en algún lugar tranquilo y bien pagado. Y ya sabemos que a ti te lame un pie lo que pensamos de ti. Pero Hernando, ¿crees que tu actitud es un buen ejemplo para tus hijos? Cuando tengas un momento, les haces un resumen de lo que has dicho estos días, de lo que han hecho los tuyos y entonces les pides la opinión. A ver qué piensan de su padre. Quizás tienes una sorpresa y todo.