El vicepresidente Oriol Junqueras ha respondido desde la prisión a una carta de la consellera Meritxell Serret, actualmente exiliada en Bruselas. Junqueras anima a llenar las urnas el 21-D "sin ningún rencor y extendiendo la mano" y no perder nunca la esperanza, "ir, ir e ir, sin desfallecer", para hacer frente al 155.
En el texto, explica que los consellers en prisión están "bien, animados y con ganas de seguir trabajando por un futuro de justicia y libertad". Sin embargo, lamenta que es "casi imposible" ver a los consellers Josep Rull, Quim Forn o Jordi Turull, a pesar de estar todos internados en Estremera.
El vicepresidente recuerda especialmente el cierre de la prisión Modelo de Barcelona, el pasado mes de junio. "Qué paradoja, nuestro Govern cerró la prisión Modelo, un hito histórico por todo lo que había representado este penal. Ya es curioso que aquellos que cerramos una prisión de funesto recuerdo, símbolo de la represión franquista, ahora lo tengamos que explicar desde una prisión a la provincia de Madrid". "Tenemos futuro, tenemos memoria", advierte.
La carta completa, publicada por la Federación de ERC de Lleida, a continuación:
Saber de ti ha sido balsámico, Meritxell. Son muchas las cartas que recibimos cada día y cada una de ellas es una alentada de aire fresco, que no frío. El invierno se siente con fuerza en la meseta castellana. Ahora bien, la calidez de tus palabras hacen que el rigor de un otoño que ya se siente invernal, sea más suave y dulce. Te tengo que decir que estamos bien, animados y con ganas de seguir trabajando por un futuro de justicia y libertad. Procuramos seguir la actualidad, con las limitaciones que todo el mundo puede imaginar, y estar informados. Las movilizaciones, el espíritu cívico y positivo de tantísima gente, la perseverancia de tantos, la esperanza de tantos otros, la determinación contagiosa de los amigos, la serenidad del Carles Mundó -compañero de celda-, el coraje y compromiso del Raül Romeva, el calor de tantísima buena gente, todo ayuda a hacer más digerible el penal. Decía que estoy bien, hago deporte, leo, respondo cartas, pienso en el futuro, duermo y recupero horas de sueño. La vida aquí es de reglas y pautas. Por ejemplo, es casi imposible ver a Josep Rull, Quim Forn o Jordi Turull, a pesar de estar en el mismo centro de reclusión.
A menudo pienso en el amigo Jordi Cuixart, y también en Jordi Sánchez. Hace muchos días que están en Soto del Real. Cuando les hicieron entrar en prisión se nos heló la sangre. Los conocemos, son gente de paz y siempre han dejado su impronta enérgica y cívica al mismo tiempo. Como pienso en las conselleres Dolors Bassa y Meritxell Borràs, en otro penal, lejos de todos y de todo. En todos ellos y ellas me gustaría poder abrazar y estoy convencido de que pronto lo podré hacer.
Los días pasan, las rutinas hacen que cueste diferenciar los unos de los otros. Excepto cuando tiene que venir la familia o los amigos, entonces tienes aquella desazón para hacer adelantar el reloj y que llegue la hora de la visita. Es un breve espacio de tiempo pero es lo que te llevas en la celda y con el que convives el resto del día y el día siguiente. Aquí, en la prisión, se recupera el hábito de escribir a mano y te desenganchas por completo del móvil y de las redes, qué remedio. Recuerda que hace cuatro días nuestro Govern, qué paradoja, cerró la cárcel Modelo, un hito histórico por todo lo que había representado este penal. Ya es curioso que aquellos que cerramos una prisión de funesto recuerdo como a la Modelo de Barcelona, símbolo de la represión franquista, ahora lo tengamos que explicar desde una prisión en la provincia de Madrid. Tenemos futuro, tenemos memoria.
Poco nos podíamos pensar en verano que hoy nos tendríamos que comunicar a través de cartas. Cuando el 17 de agosto todos cerramos filas para responder al brutal atentado de la Rambla, a pesar de la actitud del Gobierno español, enseñamos en el mundo cómo se respondía con eficacia y celeridad ante una masacre en el corazón de Barcelona, una masacre que golpeó Catalunya. Después vivimos las detenciones a Economía, el 20 de septiembre, y la masiva y solidaria respuesta de la sociedad catalana. Hoy sabemos que la economía catalana iba disparada, al menos hasta septiembre. Y que el control de las finanzas públicas era ejemplar, así como la contención del déficit. Cierto que aquel escenario sufrió una sacudida. Las imágenes de los cuerpos policiales pegando a los ciudadanos, el 1 de Octubre, conmocionaron a la sociedad catalana. Y dieron la vuelta a todo el mundo, que se miró perplejo como se pegaba o apaleaba a la gente que quería votar, un hecho absolutamente insólito a cualquier democracia. Todos sabemos lo que sucedió en la Mariola, como tantos otros pueblos, ciudades y barrios de Catalunya, los heridos, las agresiones y los golpes brutales. Y al mismo tiempo la actitud tan digna de los vecinos de la Mariola, defendiendo las urnas, defendiendo la democracia, ofreciendo una resistencia pacífica, soportando los golpes... Los ojos se me humedecen cuando pienso, tenemos un pueblo con una dignidad mayúscula, que me llena de orgullo. Tanta gente y tan digna no tiene precio. No olvidemos que en estos momentos hay más de 800 personas, alcaldes de todo el país, pendientes de su situación procesal. O la misma Marta Rovira, que ahora parece en el punto de mira.
Gente de mar, de ríos y de montañas, lo podremos todo y se hablará de vida que canta Txarango.
Hoy vemos también para que sirve el 155 y como lo utilizan para llevarse las obras de Sixena, aprovechando que el grueso del Govern está en la prisión, o como han presionado empresas, sin ningún escrúpulo, para llevárselas de Catalunya. Hoy también sabemos que la economía catalana ha sido pujante durante los últimos años y específicamente los dos últimos. El país tiene fuerza, energía y dinamismo.
Y ahora nos preguntamos qué tenemos que hacer, es lógico. El primero, Meritxell, es llenar las urnas de votos y dignidad el 21 de Diciembre, sin ningún rencor y extendiendo la mano. Votar es la mejor manera de ayudar a la gente y de parar los pies a los del 155. Vamos lejos, seremos muchos empujando adelante. En segundo lugar, seguir trabajando al servicio de la gente. Porque el mañana hoy es nuestro. En tercer lugar, no perder nunca la esperanza, ir, ir e ir, sin desfallecer. Y finalmente, no olvidar nunca que todo lo que hacemos y haremos es al servicio de todo el mundo, con valores siempre universales como bandera: libertad y justicia. Cogiendo el horizonte.
Hasta pronto, Meritxell