Ahora hace cuarenta años, por el motivo que fuera, el golpe de estado del 23-F fracasó. Un año más tarde, empezó en Madrid el juicio oral, en el Consejo Supremo de Justicia Militar, donde fueron procesadas hasta 33 personas. La sentencia llegó un año más tarde, en 1993: 30 de los procesados fueron condenados; sólo tres fueron absueltos. Pero tan sólo tres de los condenados recibieron penas superiores a la que recibió el vicepresidente Oriol Junqueras por la organización del referéndum del 1-O, a quién también acusaron inicialmente de rebelión. Son el teniente coronel Antonio Tejero, el general Alfonso Armada y el teniente general Jaime Milans del Bosch. ¿Qué se hizo de los cabecillas de la operación golpista? Ninguno de ellos cumplió los años de prisión que les cayeron en la sentencia. Y ninguno de ellos, tampoco, mostró nunca ningún tipo de arrepentimiento.

Antonio Tejero, candidato

El teniente coronel Antonio Tejero fue quien lideró la entrada de Guardias Civiles armados al Congreso de los Diputados. Y reincidente: dos años antes ya había sido condenado a siete meses de prisión por el intento de golpe de Estado de la Operación Galaxia. Esta vez le cayeron treinta años por rebelión militar consumada, con agravante de reincidencia, inhabilitación durante el tiempo que durara la condena y fue expulsado de la Guardia Civil. No cumplió los treinta años de prisión. En septiembre de 1983 ya salió con el tercer grado penitenciario y en diciembre de 1996 ya le dieron la libertad condicional. De hecho, fue el último de los condenados que salió de la cárcel.

Durante su estancia en prisión, Tejero incluso fundó un partido político, Solidaridad Española, que concurrió a las elecciones generales de 1982, que ganó al socialista Felipe González. Inicialmente la Junta Electoral Central paró la candidatura, pero los tribunales de justicia revocaron la decisión. Bajo el lema provocador '¡Entra con Tejero al Parlamento'!, y con mensajes grabados desde su celda, el efímero partido ultra sólo consiguió 28.451 votos, el 0,14% de los sufragios en el conjunto del Estado. Según reveló La Sexta, en prisión también tenía permiso para recibir más visitas de las regladas, una barra libre de marisco y un trato de VIP.

Todavía vive, desde que salió de la prisión se mueve entre Madrid y su apartamento de Torre del Mar, en Málaga. Ha ido haciendo sus apariciones públicas, contadas pero sonadas. En 2006, en una carta al director del diario Melilla Hoy contra la aprobación del Estatut catalán. En 2012, con una denuncia contra el entonces president de la Generalitat Artur Mas por "sedición". El 23 de febrero del 2014, en un cuartel de la Guardia Civil donde hicieron una paella para celebrar el aniversario del intento de golpe de Estado. Una de sus últimas imágenes públicas es de 2019, en el cementerio de Mingorrubio, donde participó en la inhumación del dictador Francisco Franco, junto al círculo familiar. Su hijo, también de nombre Antonio Tejero y sacerdote de profesión, ofició la misa.

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FOTO: El exgeneral Alfonso Armada después de ser indultado por el gobierno de Felipe González (EFE)

Alfonso Armada, indultado

Antiguo combatiente de la División Azul, el general Alfonso Armada fue el hombre de confianza del rey Juan Carlos hasta el 23-F, cuando se descubrió que estaba detrás del golpe de estado. De hecho, llegó a ser primer jefe de la Casa del Príncipe y después, al morir el dictador, secretario general de la Casa del Rey. Insistió hasta conseguir que la Zarzuela lo autorizara aquella noche a proponerse como presidente de un gobierno de concentración nacional delante del Congreso de los Diputados, un plan frustrado por la negativa del mismo Tejero. Fue condenado a treinta años de prisión por el delito de rebelión militar consumada, además de la pérdida del puesto de trabajo.

Pero estuvo pocos años entre rejas. Después de cinco peticiones de indulto fallidas, finalmente el gobierno socialista de Felipe González le concedió el indulto total el 24 de diciembre de 1988, justo para que pudiera pasar la Navidad en casa y no en prisión. El indulto contó con el informe favorable del Tribunal Supremo. Los magistrados de la sala de lo militar pedían ser "benignos" porque se había reinsertado: "A lo largo del tiempo que hace que cumple la pena de reclusión que se le impuso, ha demostrado, de forma reiterada, su lealtad a la Corona y al ordenamiento constitucional, lo que autoriza a tenerlo por corregido". Le habría tocado salir de la prisión en el 2007.

Una vez salió de la cárcel, vivió entre Madrid y su pazo en Santa Cruz de Ribadulla, en la Coruña. Escribió unas memorias autoexculpatorias tituladas Al servicio de la Corona y se mantuvo al margen de los focos mediáticos. Murió en 2013, es decir, 25 años después de salir de la prisión. Para colmo, según informó la misma Casa Real, los entonces reyes Juan Carlos y Sofía enviaron el pésame a la familia "a título personal", como cuando Armada se presentó al Congreso el 23-F después de pasar por La Zarzuela.

jaime milanos del bosch - EFE

FOTO: El exteniente general Jaime Milans del Bosch al salir de la prisión en 1990 (EFE)

Jaime Milans del Bosch, reincidente

También antiguo combatiente de la División Azul, Jaime Milans del Bosch era desde 1977 teniente general y mando de la III región militar, con sede en Valencia. Fue el único de los capitales generales que se sumó, sin pensárselo, al golpe de Estado del 23-F. Después de la entrada de Tejero en el Congreso de los Diputados, sacó los tanques a las calles de la capital del País Valencià y decretó el estado de excepción en toda su región militar. Fue juzgado y condenado por el delito de rebelión militar consumada, con treinta años de prisión y expulsión del Ejército.

La cárcel no fue, sin embargo, un obstáculo. Incluso teniendo ya sentencia y estando entre rejas, también participó de otro intento de golpe de estado, el del 27 de octubre de 1982. En el centro penitenciario de Fuencarral se reunió con el coronel Luis Muñoz Gutiérrez, uno de los tres conspiradores. A pesar de los treinta años de condena, sólo estuvo privado de libertad nueve años y 127 días. En julio de 1990 consiguió la libertad condicional y no volvería a pisar nunca una celda. Murió siete años más tarde, de un tumor cerebral.

Intentó recuperar su condición de militar, pero el Tribunal Supremo ratificó la expulsión. Nunca se arrepintió de lo que había hecho. En 1985, abría la portada de la revista Interviu, donde concedía una entrevista. El titular: "Volvería a actuar sin dudarlo". El golpista, desde la prisión, insistía en que "ante las mismas circunstancias, volvería a hacer lo mismo". Alertaba de que la situación de España era, en aquel momento, incluso "más grave que en 1936", cuando Francisco Franco dio su golpe de Estado.

 

FOTO PRINCIPAL: El exteniente coronel Antonio Tejero durante la inhumación de Francisco Franco en el cementerio de Mingorrubio (EFE)