"No nos representan, "Le dicen democracia y no lo es", "PSOE y PP la misma mierda es", "No somos antisistema, el sistema es antinosotros" o "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir" son algunos de los lemas que se popularizaron durante el 15-M. Ahora hace justo una década que jóvenes de Madrid, Bilbao, Sevilla o Barcelona ocuparon las plazas de sus ciudades, donde acamparon durante días. En el caso de Barcelona se instalaron en plaza Catalunya, pero... ¿Qué los llevó a salir a la calle? ¿Qué queda de todos aquellos reclamos?

Una de las personas que estuvo en plaza Catalunya aquel 2011 es Iolanda Fresnillo, socióloga y activista por la deuda. "Fue una constatación que las clases dirigentes no nos representan a la población", explica Fresnillo a El Nacional.cat, que añade que este movimiento bebía de las manifestaciones pacifistas contra la guerra de Iraq y las movilizaciones anti globalización.

Además, los indignados -como también se conoció este movimiento por el libro ¡Indignaos! (Ediciones Destino, 2011) de Stéphane Hessel- recogían los reclamos del momento, básicamente, de una población que vivía sumergida en la precariedad a raíz de la crisis económica que estalló en 2008. Esta disparó el paro, empobreció a muchas familias, dificultó el acceso a la vivienda y comportó recortes sociales por parte de los gobiernos español y autonómicos. Así pues, el 15-M denunciaba que el régimen del 78 había sido un parche que no había conseguido poner soluciones reales a los problemas de la gente, a la vez que evidenciaba que el modelo bipartidista que reinaba en España no funcionaba.

unos jóvenes cono un clave en la mando durante el 15-M / EFEUnos jóvenes en plaça Catalunya con un clavel en la mano, la flor que se utilizó en la Revolución de los claveles en Portugal para acabar con el régimen dictatorial / EFE

Caldo de Cultivo

El PIB español entró en recesión en 2009, cuando se desplomó un 3,8%. Durante toda la época de la democracia nunca había caído tanto este indicador y, de hecho, no registraba números negativos desde 1971 cuando bajó un 1%. En 2010 hizo un leve repunte del 0,2%, pero en el 2011 volvió a descender un 0,8%. Por su parte, 2010 cerró con un paro del 20,33%, la tasa más alta desde 1997, cuando alcanzó el 20,72%. Además, esta cifra ascendió hasta el 22,85% en 2011. Por el contrario, mientras que la situación de la población cada vez era más precaria, el nivel de vida no paraba de encarecerse. En este sentido, el Índice del Precio del Consumidor (IPC) experimentó un aumento del 1,4%; 0,8%, en 2009; el 3%, en 2010; y un 2,4%, en 2011.

Todo generó un caldo de cultivo que comportó que aparecieran movimientos sociales como V de Vivienda o la Plataforma por una Vivienda Digna, que reclamaban que las personas tuvieran acceso a una casa en un momento en el cual los desahucios se dispararon y para la mayoría de la población acceder a un hogar era prácticamente imposible. La primera plataforma organizó el 30 de septiembre 2006 una gran manifestación Barcelona bajo el lema "No tendrás una casa en la puta vida", en la cual acudieron en torno a 15.000 personas. La voluntad de los manifestantes era poder acampar en plaza Catalunya, pero una operación policial lo evitó. "Había un chup-chup, que eclosionó en el 15-M", asegura Fresnillo.

casa puta vida

El cartel de la manifestación de No tendrás una casa en la puta vida

Los desahucios

Uno de los rostros más crudos de aquella crisis económica fueron los desahucios. Una buena muestra de eso es que en 2010 se perpetraron un total de 249.281 ejecuciones hipotecarias, una cifra que cuadruplicó la de 2007. De estos desahucios, una quinta parte, 47.838 tuvieron lugar en Catalunya. Esta situación desencadenó la aparición de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que asesora gente que está a punto de perder su casa o que ya la han sacado de ella.

Matías González vivió esta situación en su propia carne. Llevaba toda la vida viviendo en el mismo bloque de pisos en el barrio de Sant Andreu. Sus padres vivían en el primero y cuando él se independizó cogió otra vivienda en el mismo edificio. Tenía el piso pagado, pero lo puso para avalar un negocio que fracasó. "Lo perdí todo", recuerda con tristeza. El barcelonés explica que los desahucios son como "un virus", ya que "si dejas de trabajar puede tocarle a cualquiera".

Por eso, el 15 de mayo del 2011 decidió ir a la sede de la PAH para compartir su caso. Una vez estaba allí, lo animaron a que los acompañara a una manifestación. Era la que había convocado Democracia Real Ya, que acabó con la acampada en plaza Catalunya. "A mí la PAH me empoderó", reconoce González, que desde entonces sigue vinculado a este movimiento social. 

Precisamente, la PAH es uno de los movimientos que se involucró más en el 15-M y que también siguió su camino después de plaza Catalunya. En el caso de González, la plataforma consiguió que le condonaran la deuda del piso, que tuvo que entregar al banco. "Soy el primer español que lo consiguió", remarca orgulloso. Desde el 2012, vive en una vivienda de emergencia social en Vía Trajana. Además, actualmente, trabaja de controlador de accesos, un empleo que encontró gracias a un curso que realizó a través de la PAH.

Las Asambleas

La manifestación del 15-M acabó con una acampada en plaza Catalunya donde durante quince días se creó un sistema alternativo al capitalismo para demostrar que otro modelo económico era posible. Por eso, se habilitaron huertos urbanos, se crearon comisiones de trabajo y a las tardes se hacían asambleas para tomar decisiones sobre cómo organizarse. Además, durante el día había talleres y todo tipo de espectáculos o actos.

8004850555001Uno de los huertos urbanos que se crearon en la acampada del 15-M en plaza Catalunya / EFE

Ahora bien, esta forma de organización asamblearia ya se daba en otras entidades de barrios como, por ejemplo, al Poblenou. Sus habitantes se habían empezado a organizar antes del 15-M contra el proyecto del 22@, una iniciativa del ayuntamiento de Barcelona para reconvertir 200 hectáreas de suelo industrial de esta zona de la ciudad en empresas destinadas a la innovación. Desde 2001 hasta la actualidad se han instalado más de 1.500 compañías que han generado en torno a 42.000 sitios de trabajo, pero los vecinos temen por el impacto que eso ha provocado en el tejido del barrio: ha incrementado el precio de los pisos, lo que ha propiciado la especulación.

Uno de los que se unió en esta lucha es Albert Martín, uno de los fundadores de la extinguida Asamblea Social de Poblenou. Relata que varias entidades del barrio se unieron en septiembre del 2010 para dar vida a este organismo vecinal. Con todo, Martín expresa que el 15-M fue un impulso para esta asamblea, especialmente, a partir de junio cuando dejó plaza Catalunya y fue a los barrios. "Rompió fronteras", resalta Martín, que explica que sirvió para aglutinar varios movimientos que compartían "las mismas inquietudes" que, básicamente, eran un descontento con el bipartidismo, un reclamo de una mayor democracia participativa y el fin del modelo especulativo que había conllevado la crisis económica.

Esta asamblea se dividió en comisiones transversales para poner varios proyectos en marcha como, por ejemplo, el cultivo de huertos urbanos, la oficina de atención laboral y de vivienda; además, trabajó en iniciativas tanto de salud como de educación, especialmente, de personas migradas que vivían en fábricas abandonadas ocupadas.

Ahora bien, la gran victoria de la Asamblea Social de Poblenou, asegura Martín, fue recuperar el Ateneu La Flor de Maig para los vecinos. Este emblemático edificio, donde se hacían actividades para el barrio, fue cerrado por el ayuntamiento de Barcelona en mayo del 2012 con el argumento que su alquiler era muy caro. En octubre de aquel año, un grupo de vecinos ocupó el edificio para hacer actividades para sus habitantes del Poblenou. Finalmente, a raíz de la presión vecinal, en el 2014 el consistorio compró la Flor de Maig para que fuera un espacio para los ciudadanos. Este es un recinto autogestionado en el cual se vive el espíritu del 15-M, donde se efectúan asambleas para tomar decisiones a la vez que se reparten las tareas por comisiones.

"El 15-M hizo grande la Asamblea Social de Poblenou, que se convirtió en un vivero de proyectos," valora a Martín.

Una escuela política

Aunque Fresnillo no acampó, cada día trataba de acudir a plaza Catalunya. "Buscaba cualquier momento para ir. Querías formar parte de aquello", explica la activista. Desde su punto de vista, lo que se vivió aquellos días en este lugar de la ciudad fue una "escuela política" para muchas personas que "entraron en el activismo por este movimiento".

Aquellos días en la plaza, Fresnillo, junto con otras personas, fundó la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda, que todavía es vigente. En el 2008, la deuda pública española era de los 440.621 millones de euros, pero este se disparó a los 889.909 millones de euros en 2012. Eso llevó a esta plataforma, relata el activista, a fijarse en países de latinoamericanos que habían hecho una revisión de su deuda. A partir de aquí, esta iniciativa ha realizado varios estudios sobre la deuda española y han podido constatar que una buena parte de esta se ha contraído a raíz del rescate bancario y de las cajas de pensiones, que se reconvirtieron en entidades financieras a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Eso, explica Fresnillo, comportó recortes en servicios sociales como la educación o la sanidad.

Manifestación del 15-M / EFE

Una manifestación del 15-M donde reclaman que los ciudadanos no paguen la crisis / EFE

Más allá de Catalunya

El movimiento del 15-M recorrió el mundo, en buena parte debido a los catalanes y españoles que se marcharon porque no encontraban trabajo en su tierra. Uno de los lugares a donde llegó fue Ecuador donde se creó el grupo Acampada Quito, que recogió los reclamos de los españoles que vivían en el país andino. En la capital se formó una asamblea que se reunía periódicamente, en la cual participaron ecuatorianos y personas de varios lugares del territorio español. Sus integrantes organizaron varias actividades, como concentraciones ante la Embajada de España, una marcha en bicicleta, charlas en la universidad o una asamblea en el Parque Central, para compartir sus inquietudes con los ecuatorianos y conocer las de estos. Más allá de Ecuador, esta asamblea conectó con otros países e, incluso, se llegó a organizar una manifestación conjunta en varias capitales latinoamericanas.

Uno de sus integrantes fue Eduard Vázquez, que explica que uno de los principales reclamos de los extranjeros era poner punto final al voto rogado, que se puso en marcha en 2011 y que todavía es vigente. Antiguamente, enviaban las papeletas a casa de todos los ciudadanos españoles que vivían fuera del país, pero con la nueva modalidad comportó que tuvieran que pedir el voto para poder ejercer este derecho. Ahora bien, este solo se puede pedir al consulado, lo que complica que puedan reclamar este derecho gente que vive fuera de las ciudades o que trabaja cuando este está abierto. Además, también se han dado casos de personas que han llegado a formular la petición, pero a las que no les han llegado las papeletas. "El voto rogado hace que sea prácticamente imposible votar", resalta Vázquez.

Para este activista, el 15-M puso de manifiesto que "el sistema no funciona, ya que toda la democracia se basa al poner una papeleta en la urna" cada cuatro años. "Se reclamaba renovar el modelo democrático que, como en las plazas, se quiere que este sea más participativo".

manifestacion quito 15-M / Facebook Acampada QuitoUna manifestación de Acampada Quito en esta ciudad / Facebook Acampada Quito

El fin del bipartidismo

El fin del bipartidismo

Sin duda, los entrevistados coinciden que una de las principales victorias del 15-M fue acabar con el bipartidismo. De hecho, a raíz de eso se formó Podemos. El hasta ahora líder de esta formación, Pablo Iglesias, es una de las personas que estuvo en la plaza del Sol en Madrid, donde acamparon los indignados. Iñigo Errejón, al frente de Más Madrid, también estuvo en esta movilización.

Otro partido heredero del 15-M son los Comunes. Ada Colau, su cara más visible y la alcaldesa de Barcelona, estuvo vinculada al movimiento V de Vivienda a la vez que fue una de las fundadoras de la PAH, de la cual fue su portavoz del 2009 en el 2014.

Aunque la CUP es anterior a los indignados, esta formación también cogió impulso a raíz de este movimiento, ya que el 22 de mayo del 2011 se celebraron elecciones municipales y esta formación quintuplicó sus resultados. Un año después dieron el salto al Parlament, donde entraron con tres diputados y tres años más tarde alcanzó los 10 escaños. De hecho, la diputada anticapitalista en el Congreso de los Diputados Mireia Vehí confesaba en una entrevista a El Nacional.cat, que se sentían herederos del movimiento independentista y del 15-M.

La llama del 15-M

Finalmente, en el caso de Barcelona, la acampada de plaza Catalunya acabó con un violento desalojo, que se llevó a cabo el 27 de mayo del 2011. Por estos hechos, el 9 de junio del 2020, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya condenó al subinspector de este cuerpo que llevó a cabo la operación, Jordi Arasa, por dos delitos de lesiones. Además, también se lo inhabilitó del cargo de policía por el tiempo que dura la pena, así como a pagar una indemnización de 1.500 euros por cada una de las víctimas.

"En el caso que nos ocupa, no hemos visto ninguna situación que justificara pegar a los ciudadanos. La actuación de los Mossos tenía como objetivo posibilitar la entrada y salida de los camiones de la limpieza y para eso en ningún caso está justificado pegar a ninguna persona, a menos que esta última ponga en peligro algún bien jurídico que justifique de alguna manera la conducta del agente. No pasó nada de eso en los casos juzgados", consideró entonces el tribunal.

desalojo plaza catalunya 15-MUn grupo de policías momentos a punto de desalojar los indignados de plaza Catalunya / EFE

Aunque las plazas se quedaron vacías, el espíritu del 15-M todavía pervive según los entrevistados. En este sentido, Vázquez manifiesta que los actuales movimientos feministas y ecologistas, como Friday for Future, beben del 15-M.

Por su parte, Martín cree que desde entonces ha quedado más autoorganitzación en la calle a través del movimiento asociativo, social, vecinal, así como ha comportado que aparezcan más proyectos cooperativos y de economía social y solidaria, "que no están al margen del sistema, pero son una alternativa". Con todo, Martín expone que el sistema tradicional ha cogido el discurso del 15-M, lo ha envuelto e incorporado en las instituciones en términos como la economía verde. "El sistema económico y político sigue basado en partidos políticos. Se ha revestido aquel discurso, pero hay muy pocos procesos participativos reales", expone.

En el caso de Fresnillo opina que los movimientos como la antiglobalización o los indignados explotan en épocas de crisis y ayudan a avanzar. "Todavía está todo por hacer y todo es posible porque la democracia es muy imperfecta", valora la activista a la vez que recuerda que el "régimen del 78 no ha acabado con el 15-M".

Actualmente, España, como el resto del mundo, vive sumergida en una crisis sanitaria, económica y social a raíz de la pandemia de la Covid. Eso, ha comportado que se dispare el paro que el primer trimestre de este año subió hasta el 15,98% y hasta el 40% en los menores de 25 años. Además, la deuda pública de España ha batido un nuevo récord y sube hasta el 120% del PIB; mientras que el PIB español se desplomó 10,8% en el 2020 después de seis años de crecimiento. Todo esto ha generado un malestar entre la población más joven, que ve cómo sus sueños se borran en un país en el cual no hay oportunidades para ellos. "Ahora, con la pandemia, se vuelven a dar las condiciones para otro 15-M", concluye Fresnillo.

 

Imagen principal: Indignados en plaza Catalunya en una manifestación durante mayo del 2015 / EFE