Quien más quien menos ha hecho o a sentido a hablar de las calçotades. Una fiesta gastronómica, tradicional en Catalunya y originaría de Valls. El elemento principal de esta tradición es el calçot, una cebolla tierna, blanca y dulce, que se asa a la brasa y se acompaña con la salsa romesco.
Esta tradición atrae cada año a miles de aficionados y se ha convertido en la base económica de toda la zona. La época del año habitual de hacer calçotades empieza en febrero y se alarga hasta entrado el mes de marzo pero, a causa de las altas temperaturas y de las perspectivas de negocio que hay puestas en este sector el pistoletazo de salida de la temporada se hace oficial el último domingo de enero.
Esta tradición atrae cada año a miles de aficionados y se ha convertido en la base económica de toda la zona
La época de calçots también se ha alargado por la cola e incluso después de Semana Santa podemos disfrutar de alguna.
Los calçots, la estrella de las calçotades
Los calçots son cada uno de los brotes de una cebolla blanca totalmente desarrollada, que ha sido replantada en el terreno. Estos brotes, a medida que van creciendo, se van calzando, es decir, se cubren los lados del suelo para blanquear su base, que es la parte que finalmente se consume.
Para empezar a preparar la calçotada el primero que se tiene que hacer es preparar los calçots, es decir, cortar las hojas verdes y colocarlos en la parrilla.
Mientras están al fuego, hay que retirar la parrilla un par o tres golpes para girarlos y que se hagan bien. Finalmente, sólo hay que sacarlos del fuego cuando estén hechos (con la punta blanda y totalmente negros por la parte exterior) y envolverlos para mantener el calor y poder comerlos.
Calçot de Valls, Indicación Geográfica Protegida
La Indicación Geográfica Protegida (IGP) "Calçot de Valls" es un distintivo de calidad, establecido por la Unión Europea, con la que el Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca (DARP) de la Generalitat de Catalunya distingue ciertos productos por su método de producción y elaboración de las materias primas.
El IGP "Calçot de Valls" surge de la demanda de los campesinos del Campo de Tarragona para conseguir un reconocimiento adecuado a la calidad del producto que cultivan. Para reconocer cuáles son los auténticos calçots de Valls nos tenemos que fijar con el hilo azul que les ata. De este hilo cuelga una etiqueta numerada con el nombre del productor.
Los calçots de la IGP tienen que cumplir unas determinadas características para que sean comercializados bajo esta etiqueta.
- No tendrán que tener humedades exteriores anormales,
- No olerán ni tendrán sabores extraños
- Tendrán que estar limpios pero nunca lavados
- Tienen que tener una pierna blanca de 15 a 15 cm de largo
- Tienen que tener un diámetro mesurado a 5cm de la raíz entre 1,7 y 2,5 cm
- Los fajos de calçots tienen que ser de 25 y 50 unidades, etiquetados y ligados con la cinta característica de los "Calçots de Valls"
Con el fin de llevar el control de calidad. El Consejo Regulador delega las funciones a una entidad de control y certificación independiente.
¿Con toda la información a punto sobre las calçotades y los calçots, todavía no has pensado en hacer una?