Pronto se cumplirán dos años desde que Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina anunciaron su separación. Fue justo después de que salieran a la luz las imágenes de Iñaki paseando abrazado a Ainhoa Armentia junto a la playa. Y fue hace siete meses cuando tenían luz verde para firmar el divorcio en la privacidad de un notario. Concretamente, el pasado 5 de junio, cuando la hija mayor de la pareja, Irene, alcanzó la mayoría de edad. Pero parece que la cosa no avanza tan rápido como se esperaba. Las fuentes hablaban de noviembre, luego de las fiestas navideñas, pero la intriga continúa y de momento no hay firma.
Al parecer, la infanta Cristina no está por la labor de firmar. No quiere financiar la vida de lujo de su aún esposo Iñaki y su amante Ainhoa. Además, firmar el divorcio liberaría a Iñaki para empezar su nueva vida.
La infanta Cristina se resiste a firmar el divorcio
No obstante, lo cierto es que la demora de la infanta no está impidiendo que Iñaki y Ainhoa disfruten ya de esa ‘nueva vida’. Iñaki se ha mudado a la casa de Ainhoa en Vitoria, donde conviven con los hijos adolescentes de la abogada, y están reformando un piso a las afueras con intenciones de vivir allí en un futuro no muy lejano.
Los hijos de Iñaki y Cristina no están todos en la misma sintonía. Irene, la hija, está más dolida que nunca al ver cómo ha sufrido su madre con todo este enredo. Pero el hijo Pablo Urdangarin no ha cerrado la puerta a la nueva novia de su padre. Y no solo eso.
Traición de Pablo Urdangarin a la infanta Cristina
Pablo y Ainhoa ya se conocieron en un partido del joven, al que acudió Ainhoa. Y durante las fiestas navideñas ha compartido una cena con su novia, Johanna Zott, junto a Iñaki y Ainhoa. Pablo ha decidido aceptar la nueva realidad de su padre y no quiere meterse en sus asuntos personales. Acepta la relación con Ainhoa y hasta mantiene una buena relación con ella. Una cena que a Cristina le ha caído como una traición por parte de su propio hijo.