Jamás aparecerá una estampa como las de antaño con toda la familia Borbón reunida. El pasado 31 de octubre, los reyes invitaron a toda la familia al cumpleaños de Leonor, aunque no fue deseo de Letizia, era el único día que no podía poner ni una excusa. Sin embargo, prohibió el uso de teléfonos móviles y que Casa Real publicase imágenes. Todo lo que sucedió en aquella fiesta privada es un absoluto secretismo. Solo se conoce que las grandes ausencias estuvieron marcadas por algunos de los hijos de la infanta Cristina y la infanta Elena.
Victoria Federica fue clara. No le apetecía ir al cumpleaños, tenía un plan mejor programada con unos amigos, entre ellos Roca Rey, no podía faltar. Era un viaje a Perú. La influencer se fue tan tranquila. Faltó al cumpleaños de Leonor, pero también al de su abuela Sofía. Sin embargo, Pablo y Juan Urdangarin se justificaron con compromisos profesionales ineludibles. No obstante, ahora se ha descubierto que el jugador de balonmano no tenía partido ese día, sino que se fue a darle una sorpresa a su pareja, Johanna Zott, que estudia una beca en Munich.
Por otro lado, Juan Urdangarin tampoco tenía compromisos profesionales. El mayor de la infanta Cristina alegó que tenía trabajo, sin embargo, en la agenda de la Fórmula E no aparece ningún evento programado para estos días, como tampoco aparecía nada en la agenda del equipo de balonmano de Granollers de su hermano Pablo. Los dos faltaron al cumpleaños de Leonor porque quisieron.
Juan Urdangarin no tiene una excelente relación con Felipe y Letizia, también estuvo durante un tiempo distanciado de su abuelo Juan Carlos. El joven echa la culpa a la corona de los problemas que ha tenido su padre y por los que finalmente ingresó en prisión. Pagó un alto precio cuando no era la persona que debía haber ingresado entre rejas.
Juan Urdangarin no perdona a Juan Carlos y a Felipe el infierno que vivió en su adolescencia
El mayor de la familia lo ha pasado realmente mal durante años, de hecho, aún acude al psicólogo con regularidad. Es el más mayor y el más consciente de todo lo que sucedió en aquellos años. Recibía insultos en el colegio y también en la calle veía como insultaban a sus padres. Tuvieron que mudarse a dos países distintos dejando aquí a todos sus amigos. No perdona todo el daño que ha hecho a la familia, por eso prefiere distanciarse.
Juan Urdangarin lanzó un ultimátum a su abuelo, o cedía a todas las peticiones del divorcio con la infanta Cristina o sería él mismo quién rompiese el silencio y explicase toda la situación. Y con su tío Felipe también ha hablado claro. Quiere que pidan perdón a Iñaki Urdangarin en público.