Catalunya no tiene rey. Bien, cuando menos, una enorme cantidad de ciudadanos que comparten su rechazo a la monarquía por razones diversas: desde la independencia al sentimiento republicano de toda la vida, pasando evidentemente por aquellos que alucinan con una figura medieval, polémica y de demostrada inutilidad social. Por no hablar de la corrupción que acompaña a la institución, con el patriarca Juan Carlos, que pronto cumplirá un año huido de España, como máximo exponente. No tiene rey, pero mira por dónde que este 2021 nos estamos empachando de ver a Felipe en nuestra casa. Y durante el último mes, todavía más. Debe ser que viene a pasar revista y comprobar que sus "súbditos" más díscolos se comporten como buenos muchachos, sobre todo en un momento político complejo como el que vivimos estos días. Sus defensores están contentos, con un grupo particularmente jubiloso: aquellos que siempre salen en la foto con el monarca, excepto honrosas y honorables excepciones. Los políticos y representantes públicos. Quizás no están de acuerdo con el Borbón, pero no faltan a la cita de turno para encajar su mano, cenar o charlar cordialmente. En esta colección de fotos, encontramos una presencia constante, inmutable: la de la alcaldesa barcelonesa, Ada Colau. Normal: lleva mucho tiempo en el Ayuntamiento y ha coincidido varias veces con el séquito real. Lo que no es normal es otra cuestión.
Colau es la alcaldesa del cambio, del progresismo de izquierdas, del republicanismo más ortodoxo. Etiquetas que, con el paso de los años, se han ido desenganchando de su figura. Ahora es una más del régimen, con su investidura gracias a Manuel Valls como máximo exponente. Se siente mucho más cómoda así que demostrando valentía y principios firmes. Y eso tiene su traslado en las fotografías de ambos: la de En Comú Podem regala al rey la mejor de sus sonrisas, halagándolo y haciendo que el jefe del estado se sienta cómodo, como en casa. La experta en política, moda y comunicación no verbal, Patrycia Centeno, no se ha podido aguantar y nos sirve una recopilación de estos encuentros afectuosos, con motivo de la inauguración del Mobile World Congress en la capital de Catalunya. Su ironía es palmaria: "Para ser republicana, las miradas de Colau hacia Felipe VI lo disimulan siempre tan bien". La red se ha alborotado con la constatación de una exrevolucionaria que se ha pasado "al lado oscuro" de la Fuerza.
Ada Colau y los actos oficiales, un caso digno de estudio. Pasa lo mismo con su republicanismo: nadie lo entiende. Felipe seguro que tampoco.