La reina Sofía ha vivido una vida infeliz. Se casó con una persona a la que no amaba, ya su verdadero amor siempre fue Harald de Noruega, pero hizo todo lo posible por agradar a Juan Carlos, sin embargo éste no la correspondió. El emérito solo mantenía relaciones íntimas con ella para dar a luz al varón que heredaría la corona. No estaba enamorado y se buscó otras conquistas. Se dijo que tenía una amante en cada ciudad, algunas eran relaciones esporádicas y otras le atraparon el corazón.
La emérita era conocida como la reina cornuda. Humillada y sola, así pasó toda su vida al lado de su hermana Irene de Grecia, su máximo apoyo en las infidelidades de su marido. Aunque vive a escasos metros del Pabellón del Príncipe, no recibe las visitas de su hijo ni sus nietas, ni tan siquiera de su marido, aunque ahora da igual porque vive a miles de kilómetros. La octogenaria se ha refugiado en uno de sus peores vicios en los que ha recaído por la soledad.
La reina Sofía cubría su soledad con las compras
Según Pilar Eyre, la reina Sofía siente una total indiferencia hacia Juan Carlos I. Si en alguna ocasión coinciden delante de las cámaras se comporta como la reina ejemplar que es, pero fuera de éstas no es nadie para él. Uno de los pasatiempos favoritos de la emérita son las compras. En Madrid pasa más desapercibida, pero en Londres o Palma de Mallorca se la puede ver siempre dando paseos y llenando sus manos de bolsas. Se dice que “es adicta a las compras”, uno de sus peores vicios con los que gasta gran parte de su sueldo.
La emérita podría sufrir una especie de depresión por esta soledad impuesta y se refugia en las compras para llenar ese vacío de su familia. Sin embargo, es algo que en cinco minutos le desaparece. No le llena. Da las bolsas al personal de servicio para que le coloquen las prendas en sus armarios y se olvida, vuelve a la triste realidad. Escondía en su casa de Zarzuela al lado de su hermana.
La reina Sofía no es una persona rencorosa, solo busca compañía y amor, el mismo que ella ha dado a los demás sin buscar nada a cambio. Le gustaría poder pasar más tiempo con sus nietas y ver a la familia más unida. Desde que a Casa Real les salpicó el caso Nóos, la familia se ha roto por completo. Letizia retiró a todos los miembros de la imagen de la corona para que no saliese ensuciada. La emérita se ha visto entre dos aguas. Está triste.