Estamos en el año 2024, y la firma definitiva del divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sigue siendo esquiva. Hace unas semanas, diversas fuentes adelantaban que el esperado acuerdo se cerraría en noviembre. Incluso la infanta Elena soltó la bomba en una charla distendida en la que pensaba que nadie de fuera escuchaba, dejando claro que el divorcio era "inminente". Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Iñaki Urdangarin, ansioso por desatar este nudo legal, lleva esperando desde el 5 de junio, fecha en que su hija Irene alcanzó la mayoría de edad. A partir de entonces, podrían haber sellado el trato ante un notario, evitando el circo mediático de un juicio. Pero algo está obstaculizando este proceso aparentemente sencillo.

Las fuentes sugieren que las discrepancias giran en torno a las demandas pecuniarias de Urdangarin. Durante su tiempo en prisión, al parecer, el exduque escribió unas memorias explosivas que revelan secretos de la familia real. Ahora, según Monarquía Confidencial, reclama un pago único de dos millones de euros, una pensión vitalicia de 25.000 euros, además de desvincularse económicamente de sus hijos y obtener la mitad del apartamento en Bidart.

Iñaki y Cristina efe
Iñaki y Cristina efe

La infanta Cristina quiere impedir una boda entre Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia

Pero la demanda de dinero no sería el motivo del retraso. Al fin y al cabo, Juan Carlos I se ofreció a correr con los gastos con tal de no seguir removiendo el pasado y protegerse de las memorias de Iñaki. Los motivos tienen que ver con Ainhoa Armentia.

Por un lado, la infanta Cristina no está dispuesta a financiar el estilo de vida de la amante de su todavía esposo. Por otro lado, quiere establecer condiciones relacionadas con el futuro de ambos. Es aquí donde entra en juego una cláusula crucial: si Iñaki decide contraer matrimonio, como apuntan algunas fuentes, su pensión se verá reducida. Es una jugada maestra para presionar para que su ex marido no se pasee hacia el altar. La infanta Cristina ha dejado claro que si Urdangarin no acepta esta condición, no hay firma.