Parece que Iñaki Urdangarin está en medio de un dilema entre el amor y el dinero, y la protagonista de esta historia es Ainhoa Armentia. Con Ainhoa divorciada del padre de sus dos hijos, Manuel Ruiz, desde el pasado mes de marzo, Iñaki está esperando como loco que la infanta Cristina estampe su firma en los papeles de su separación. Lo lleva esperando mes de junio, justo después de que la hija pequeña de la familia, Irene Urdangarin, cumplió 18 años. Con todos sus hijos siendo mayores de edad, la separación podría ser más sencilla si la hacen en un notario, sin necesidad de pasar por un juzgado ni de que nadie se entere de más.
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia hablan de boda
Mientras tanto, la relación entre Iñaki y Ainhoa va dando pasos adelante. Incluso han hablado de casarse varias veces. En cualquier caso, de haberla, la boda no se llevará a cabo hasta que el divorcio esté oficialmente en papel. Iñaki no quiere crear más controversias con la infanta Cristina y sus hijos. Juan e Irene Urdangarin están del lado de su madre en todo esto y no tragan a Ainhoa. Pero, según algunas fuentes, esta boda podría quedarse en agua de borrajas.
Todo empieza con las demandas que Iñaki ha hecho a la infanta. El ex jugador de balonmano pide nada menos que dos millones de euros, y una pensión vitalicia de 25.000 euros al mes. Eso no es todo, también quiere echarle mano a algunas propiedades de la familia real, mantener su equipo de guardaespaldas y que le paguen los gastos de sus viajes para visitar a sus hijos.
La infanta Cristina pone a Iñaki Urdangarin contra las cuerdas
Cristina no estaba dispuesta a ceder ante estas demandas. Argumentaba que su padre, el rey Juan Carlos, ya había sufrido bastante daño en su imagen y no se podía empeorar. Pero debe ser que sí, pues el mismo Juan Carlos intervino y le dijo a Cristina que no pusiera más obstáculos, que aceptara lo que pedía Iñaki y que él se haría cargo de la cuenta.
Sin embargo, aquí viene la otra parte de la ecuación. Cristina también ha puesto algunas condiciones en el acuerdo. Y una de ellas deja a Urdangarin en un dilema: ¿el amor o el dinero? Si decide casarse con Ainhoa, perderá la pensión de 25.000 euros al mes. En lugar de eso, se quedaría con los 6.000 euros que recibe en la actualidad. La infanta se siente suficientemente humillada con la infidelidad como para encima tener que pagar la fiesta (y la boda) a su todavía marido y su amante.