Ainhoa Armentia e Iñaki Urdangarin consolidan su relación. La pareja está a punto de celebrar sus cuatro años de amor alejados del foco mediático. Su noviazgo se dio a conocer mediante las revistas. Una publicación enseñó las imágenes que confirmaban la relación, pero también la supuesta infidelidad a la infanta Cristina. Unas horas más tarde se anunció la separación del exjugador de balonmano y la hija de Juan Carlos I tras más de dos décadas de matrimonio y cuatro hijos en común.
Iñaki y Cristina comenzaron una ardua batalla legal en el proceso de divorcio mientras el exjugador de balonmano afianzaba su relación con Ainhoa Armentia. La presión mediática no pudo anular su relación, estaba muy enamorado. La infanta creía que sería un capricho más como le sucedió en los más de 20 años de relación, pero en esta ocasión iba muy en serio, estaba enamorado y había olvidado por completo a la madre de sus hijos, de la que ya no sentía absolutamente nada.
Una vez que Iñaki consiguió su beneficio económico desapareció del foco mediático. Se quedó sin la protección real y dejó de pertenecer a la corona y a la familia Borbón. El guipuzcoano vive a costa de un sueldo que percibe por parte de Juan Carlos I. Un dinero que le prometió si ingresaba en prisión en silencio. Son 25.000 euros mensuales de por vida y dos millones de euros en concepto de indemnización que se le hizo en dos pagos, transacciones que provienen de Suiza. Con ese dinero a Iñaki no le hace falta volver al trabajo, tampoco a Ainhoa, quien también ha abandonado el bufete de abogados donde le conoció. Los dos viven con el dinero de Juan Carlos, y lo hacen a todo lujo.
Ainhoa e Iñaki en Palma de Mallorca de fin de semana
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia no han dejado de viajar en estos tres años de relación. Uno de los lugares más visitados ha sido Palma de Mallorca, donde Felipe VI le ha intentado echar en numerosas ocasiones, igual que sucedió en Vielha.
Con motivo del 14 de febrero, día de los enamorados, Iñaki y Ainhoa han pasado un fin de semana en Palma de Mallorca, su isla balear favorita. El exduque se la conoce como la palma de su mano. Coincidieron con unos amigos con los que jugaron el sábado por la mañana a pádel, uno de sus deportes favoritos. Por la noche la pareja fue a cenar a Puerto Portals, de forma discreta.
