Ainhoa Armentia e Iñaki Urdangarin han avanzado significativamente en su relación en los últimos meses, mostrándose más felices que nunca en este 2024. La pareja disfruta de un momento muy dulce tras la firma del divorcio de Iñaki con la infanta Cristina, un proceso que se prolongó durante dos años debido a la falta de acuerdo entre ambos. Iñaki buscaba una compensación económica, mientras que Cristina no deseaba divorciarse, aferrándose a la esperanza de que la nueva relación de su exmarido fuera pasajera y él volviera a sus brazos. Aunque profundamente enamorada, finalmente Cristina ha aceptado la realidad.
Ainhoa, abogada de profesión, e Iñaki, exjugador de balonmano, tienen planes de futuro en común. Hace unos meses alquilaron una casa en Vitoria, donde ya residen juntos. Pese a su nueva vida, Iñaki sigue muy pendiente de su madre, a quien visita diariamente debido a su preocupación por su estado de salud, aunque ella aún se encuentra en buen estado. Iñaki sueña con casarse con Ainhoa, la mujer de su vida, y aunque no podía hacerlo antes de formalizar su divorcio con Cristina, la boda podría tener lugar en 2025. Él desea consolidar su relación con Ainhoa y compartir su vida con ella hasta el final.
Los hijos de Iñaki Urdangarin no tienen relación con los de Ainhoa Armentia por culpa de la infanta Cristina
Sin embargo, su relación no ha estado exenta de dificultades. Por un lado, la infanta Cristina no facilitó el divorcio, y por otro, los hijos de ambos. Los hijos de Cristina e Iñaki aún no han conocido a Ainhoa Armentia y no muestran mucho interés en hacerlo. Según Pilar Eyre, prefirieron esperar a que el divorcio se formalizara para no herir a su madre. El único que ha conocido a Ainhoa es Pablo Urdangarin, ya que su padre lo llevó a un partido de balonmano sin previo aviso, creyendo que tras el divorcio era el momento adecuado para presentarlos. El joven se mostró muy serio durante el encuentro.
Iñaki también ha enfrentado desafíos con los hijos adolescentes de Ainhoa. Con el mayor, aún no ha logrado establecer una relación, pero con el más pequeño, de 13 años, suele hacer planes los fines de semana. Hace unos meses se les vio dando un paseo en bicicleta, uno de los deportes favoritos del exduque de Palma.
El principal desafío radica en la relación entre los hijos de ambos. Aunque ahora serían hermanastros, los hijos de Iñaki y los de Ainhoa no han logrado establecer un vínculo. Los hijos de Ainhoa no consideran a los de Iñaki como hermanos y no desean tener contacto con ellos, y viceversa. Esta falta de aceptación y el rechazo mutuo representan un obstáculo significativo para la armonía familiar que Iñaki y Ainhoa buscan construir.