Iñaki Urdangarin tiene una ambición indisimulada. Todos los pasos que ha dado en su vida privada han sido para trepar en la escala social. Cuando era un burgués de Vitoria ascendió a jugador de élite del Barça. Cuando tenía una novia de toda la vida la dejó al cruzársele la hija del rey, la infanta Cristina. Cuando se casó le hizo cuatro hijos para asegurarse el estatus. Cuando tenía familia muy numerosa quiso comprar una mansió en Pedralbes totalmente fuera de sus posibilidades económicas (se puso en venta en un portal inmobiliario por|para 9,8 millones de euros una vez reformada). Cuando quiso pagarlo montó un chiringuito denominado Noos para timar administraciones públicas, con la excusa que era el yerno del rey, ofreciendo servicios ínfimos a precios astronómicos. Cuando lo pillaron exigió un trabajo de ejecutivo en Telefónica en Washington. Cuando lo juzgaron ofreció a Zarzuela no manchar al rey durante el juicio a cambio de un futuro dorado. Y ya ha llegado. Divorciado, con novia y con un salario de por vida de 5000 euros mensuales que paga la infanta. Y no tiene bastante. Quiere un complemento salarial, un nuevo trabajo en Vitoria en el mismo lugar que su pareja Ainhoa Armentia.

Semana retrata la pareja paseando por un polígono industrial de la capital vasca, muy alejados de su anterior trabajo, en el centro de la Vitoria. Han pasado de un bufete de abogados de prestigio a una pequeña constructora de 20 trabajadores, Nuño y Pescador, S.A, Los ha enchufado el dueño, un amigo de la familia Urdangarin de toda la vida, vecino de la casa familiar. Iñaki había perdido el trabajo y había suplicado un sueldo en el Barça de Laporta, que no lo quiere ni a él ni a su hijo Pablo. Ainhoa hacía de secretaria en el bufete y por alguna razón perdió el trabajo. Ahora hace de administrativa en un polígono inhóspito, entre malas hierbas, baches, toxicómanos y ni un alma:

Poligon de Vitoria, Google Maps
Sede de Nuño y Pescador a un polígono de Vitoria, Google Maps

Algo extraño se cuece. Iñaki recibe cada mes 5000 euros de Cristina pero la pareja pierde el trabajo, y él tiene que enchufarse con Ainhoa en un trabajo poco atractivo en un rincón perdido de Euskadi por un sueldo bajo haciendo de administrativos. ¿En qué se gasta el dinero? No tienen ni un domicilio conjunto. Ainhoa vive con los hijos en el piso familiar e Iñaki sigue en casa de los padres con una madre octogenaria, Claire Liebaert. Quizás espera quedar huérfano para instalarse con Ainhoa en la casa y ahorrarse un piso nuevo.

Iñaki Claire Lebaert GTRES
Iñaki y Claire Liebaert GTRES

Urdangarin juega a despistar. Tiene la vida asegurada con un sueldo que paga, dicen, Cristina, aunque muchos sospechan que el auténtico paganini de la fiesta es el multimillonario, exiliado y gran protegido de los secretos que custodia Urdangarin: el rey Juan Carlos. Para el emérito, 5000 mensuales es una mariscada. Para|Por Iñaki, son insuficientes para llegar a fin de mes.