La noticia del divorcio de Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón es la gran bomba de las revistas del corazón de este miércoles. La revista 'Hola' revela en exclusiva que se reunieron secretamente en Barcelona a finales de 2023 o principios del 24 en una notaría, poniendo punto final a 26 años de casados, 2 de separación afectiva, meses de encarcelamiento fantasma y más de una infidelidad. La definitiva, pública y notoria gracias a la revista 'Lecturas', la de Ainhoa Armentia en las playas del País Vasco francés. Iñaki reencontraba el amor con una compañera de trabajo y jugaba a escondidas de su mujer y sus 4 hijos. Lo pillaron, claro, o incluso dejó que lo pillaran. Buscaba el penalti. También la tarjeta roja. EL VAR ha tardado bastante, pero al final hay decisión. Vida nueva.

Dos años después de aquel escándalo y de una negociación eterna con versiones contrapuestas, el horizonte se ha aclarado para la leyenda del balonmano azulgrana y su pareja. Pueden hacer lo que les dé la gana. Incluso casarse, vete a saber. De momento de lo que más se ha hablado es de las intenciones de la pareja de crear su nido de amor en la ciudad. Fuentes (no demasiado) bien informadas especulaban sobre la compra y reforma de una "casa en una exclusiva zona de Vitoria". Sin ningún dato más. Sobre todo porque no tenían ni la más remota idea. En cambio, la revista del saludo ha sido mucho más concreta, verosímil y también sorprendente, al revelar la auténtica vivienda que acaban de estrenar. Una realidad muy diferente y que hace compadecernos de Ainhoa. Pobre. La primera en la frente.

Cristina, Iñaki y Ainhoa / Hola

Las horas previas a la publicación del divorcio definitivo, se ha conocido que Iñaki había avanzado un poco más en la normalización de las relaciones familiares entre unos y otros. A ver: Ainhoa es persona non grata, en general. Cristina la odia, sus hijos saben que mejor no acercarse e incluso la madre de Iñaki, afín a su exmujer, le hacía el vacío. Iñaki se avergonzaba y dilataba el momento. Pero Urdangarin está demostrando ser un mago de la estrategia y del juego sucio: hizo que Pablo Urdangarin la conociera, al presentarse por sorpresa en un partido del Granollers, el joven no tenía escapatoria. Y con Claire Liebaert ha pasado algo parecido: la ha tenido que conocer porque ya no está casado con la Borbón... y porque la ha llevado a vivir a su lado. Efectivamente: Iñaki y Ainhoa se han trasladado a la misma urbanización. 'La Urba', que la llaman los pijos vitorianos, en el Paseo de Fray Francisco. Un complejo residencial que está muy bien, pero no es ni el más exclusivo, ni el más nuevo. Allí no hay casas unifamiliares: son pisos. Grandes, pero con un montón de años. Han alquilado uno. Cerca de la suegra que no la quería ni ver. Home, pues no sería el gesto más romántico, no. Más bien es humillante.

Ainhoa Armentia e Iñaki Urdangarin / Instagram

Iñaki no quiere separarse de su madre, de 89 años, pero tampoco de su pasado. Aquel piso y aquella urbanización es lo que mejor conoce de la ciudad. Aquí es donde vivió al llegar nuevamente a la ciudad desde la cárcel. A casa de su madre. La colada, los tuppers, la bicicleta... y los niños, claro. La casa de la abuela, la amona, es esta. El ambiente está impregnado de Cristina, de Borbones, de una vida pasada. Y Ainhoa se lo tendrá que tragar: vaya gran regalo por obtener la tan anhelada libertad. Liebaert supervisó el desembarco de la pareja en sus dominios. Normal que digan que ya la conoce, claro. Ahora sí que no la puede evitar. Se la han puesto en los morros. Armentia solo podrá evadirse cuando vuelva a ver a sus dos hijos, que viven en el domicilio que compartió con su ex. Será su oasis, la escapatoria. Mal empezamos.

Iñaki Urdangarin con su madre Claire Liebaert / GTRES