La reina Sofía continúa ingresada en la Clínica Ruber Internacional de Madrid, casi dos días después de haber sido trasladada de urgencia por una infección del tracto urinario. Una cistitis, con toda probabilidad, pero que teniendo en cuenta la edad de la paciente, 85 años, y el presumible grado de agudeza de la patología, requiere una supervisión continuada de la evolución. Los antibióticos por vía oral acostumbran a ser el tratamiento más habitual para superar este problema; en el caso de la royal da la impresión de que ha necesitado un suministro en vena, más potente y agresivo. Es por eso que no ha abandonado las instalaciones médicas y no ha podido volver a Zarzuela, por donde han pasado sus hijos Felipe y Elena, con cara de preocupación y mascarilla quirúrgica al salir del centro. Gesto extraño, la verdad. El que ni ha estado, ni se le espera, es a su marido, Juan Carlos. Una desgracia de hombre.

El emérito abandonó España tras la boda de José Luis Martínez-Almeida y del funeral por Fernando Gómez-Acebo. A dónde ha ido a parar lo desconocemos: podría ser Abu Dabi como Ginebra, sin descartar ninguna otra posibilidad. Pero no está en paradero desconocido, ni mucho menos. Hay quien lo tiene controladísimo, todo gracias a un dispositivo que luce en uno de sus dedos, y que es un signo evidente de preocupación por su salud. Un anillo de 900€ que monitoriza sus constantes vitales y envía avisos de emergencia si algo no funciona. Médicos, pero también miembros del CNI, reciben estas alertas. Hay que estar preparado para cualquier contingencia: ya sea salvarle la vida... o despedirlo para siempre.

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Elena en el hospital después de ver a Sofía / GTRES
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Sofía / GTRES

Juan Carlos es consciente de que su muerte, si no inminente, está a la vuelta de la esquina. Está "obsesionado con su funeral", explicaban fuentes de su entorno al digital 'Monarquía Confidencial' hace pocos días. Le preocupa dónde lo enterrarán y "cómo se organizarán las cosas. Ha llegado a influirle anímicamente hasta el punto de mostrarse ocasiones decaído ante esas incógnitas". Quiere todos los honores, a pesar de su legado penoso: "Himno nacional completo, armas presentadas y una descarga de fusilería, piquetes de honor que acompañen a los restos mortales, y que las fuerzas cubran la carrera por la que discurra la comitiva". El paquete completo. Y de regalo, como con los coleccionables de los quioscos o los artículos de la teletienda, una cobertura mediática fastuosa. De hecho, todas las teles de este país ya han activado las alarmas. Empiezan a preparar el obituario de los Borbones.

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Juan Carlos, con el anillo que lo monitoriza / GTRES

El digital monárquico afirma que "las principales cadenas están acumulando material de documentarios, imágenes de archivos, para el momento en que sea necesario. Aunque se resisten a confirmar la existencia de estos preparativos, se está trabajando en ello". Por ejemplo, recogiendo momentos relevantes como su coronación, el accidente de Botsuana, la abdicación, la huida a Abu Dabi... Queda por ver qué se incluirá en el panegírico, si reflejará la realidad del personaje o servirá, una vez más, para defender lo indefendible. Lo que está claro es que todos están en guardia. Se acerca el día.

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Juan Carlos en Botsuana / X