La Familia Grimaldi de Mónaco es una de las mejores muestras de cómo la aristocracia y las monarquías cada día se parecen más a un culebrón, y por eso enganchan. Los mejores seriales de la TV son de pitotes familiares de estirpes ricas con un imperio a proteger. Dallas o Dinastía el petróleo, Falcon Crest el vino, Succession los medios de comunicación. En las Casas Reales tenemos a los Windsor, los Borbones y en menor medida los Grimaldi. Llenos de divorcios, traiciones, muertos, crímenes, hijos ilegítimos y herencias envenenadas. En su caso lo que quieren mantener es el estatus y privilegios de ser jefes de Estado. La foto de las tres mujeres Grimaldi parece de una serie de lujo: espectaculares Charlene, Estefanía y Carolina de Mónaco:

Carolina, Charlene y Estefanía de Mónaco GTRES

El caso de Mónaco hablar de "Casa Real" parece un chiste. Es un miniEstado, un paraíso fiscal en la costa azul francesa, con casinos y un Palacio Real de pacotilla. Solo Grace Kelly le dio glamur y con la muerte de Rainiero, todos preferían que heredara la hija mayor Carolina que ahora tiene 66 años pero heredó al príncipe Alberto, mucho menos glamuroso, antipático y despótico con su mujer. Charlene de Mónaco vive en una jaula de oro y pasa por depresiones periódicas. La princesa de la mirada triste y sin pelo y ahora más. Alberto acaba de cumplir 65 años. No se jubila pero piensa en la muerte. Y acaba de tomar una decisión por la sucesión del Principado que humilla a su mujer Charlene.

Alberto y Charlene de Mónaco GTRES

En Mónaco pasa como en España: si el rey, allí el príncipe, muere, abdica o queda incapacitado, lo sucede su hijo mayor. Pero mientras los niños no sean adultos, Leonor tiene 17 años y Jacques de Mónaco tiene 8, el jefe de Estado será la mujer de Felipe y la mujer de Alberto, a título de regente. Es el único papel constitucional que tienen Letizia y Charlene: sustituir al rey si muere mientras el heredero es menor de edad. Queda claro que Letizia nunca será regente por el poco tiempo que queda para los 18 años de Leonor pero a Jaques le quedan diez largos años para heredar y por lo tanto es más que viable que Charlene deba ejercer la regencia. Alberto de Mónaco no se fía de su mujer, la cree incapacitada o dispuesta a traicionarlo. Por eso ha decidido que en caso de que Charlene sea la jefa del Estado en Mónaco tras quedar viuda o porque él quede impedido, no será regente sola sino tutelada por un Consejo de la Regencia. Una humillación que Letizia no habría tolerado pero Charlene se traga para poder seguir protegiendo a Jacques.

Charlene Jacques de Mónaco GTRES

El Consejo de la Regencia lo forman siete personas con voz y voto y Charlene es solo una de las siete. Las otras son designadas por decisión de Alberto, fieles a él y que anularían cualquier decisión o gesto de Charlene. La mujer de Alberto perdería incluso la séptima silla si se separara, de ley o de facto, de su marido antes de morir o de quedar incapacitado. Queda clara la opinión que tiene Alberto de la madre de sus hijos: nefasta. La humilla en público, la degrada por ley y la aparta de la regencia que por derecho legítimo le corresponde. Como si fuera la Edad Media, tutelando a una mujer por si está loca. Alberto de Mónaco es el malo del culebrón. Peligroso y detestado. Pobre Charlene. Acabará fatal.