Mónaco vuelve a ser un polvorín, las llamas queman el Palacio Grimaldi. Una revista francesa, Royauté, ha activado el mecanismo de la bomba más temida por la Familia Real. El divorcio de Charlene de Mónaco y Alberto II, la separación final. La amenaza no es nueva, lleva 12 años de idas y vueltas con intensidades diversas. Venimos de una etapa de relativa calma, con la exnadadora reincorporada a su vida normal y real, es decir: sus hijos Jacques y Gabriella, los actos oficiales y la relación con su marido. Esta siempre ha estado bajo una nube turbia, triste e inquietante, pero parecía haberse aclarado a través de gestos de afecto y proximidad. Impostados o no, esta es la gran pregunta. Bueno, de hecho son dos: ¿y dónde está Charlene?
Después de su extraña desaparición de 2021 en Sudáfrica, con enfermedades, operaciones, separación forzosa e ingreso final en una exclusivísima clínica especializada en salud mental, perderle la pista a Charlene es motivo de alarma general. Llevamos días sin saber nada de ella, de hecho tampoco se ha confirmado que asista al gran acontecimiento social nacional, el Baile de Rosa, que se celebrará el sábado. La princesa lleva desde 2017 sin ir, si finalmente hace acto de presencia la noticia será impactante. Si no lo hace, también, sobre todo en medio de las dudas que ha puesto sobre la mesa la mencionada revista con la frase "la pareja, en vías de separación." Alberto II reaccionó rápido y con contundencia, desmintiendo la historia a través de una periodista de su cuerda: "La especulación es infundada y maliciosa". Pero en cuestiones de pareja el príncipe no resulta de fiar. Y sus actos son examinados con lupa.
Alberto de Mónaco abandona a su mujer entre rumores de divorcio
Por ejemplo, el viaje que ha hecho hoy mismo a la localidad de Newport, en Irlanda. Esta localización tiene valor sentimental para Alberto y también para la Casa de Grimaldi, está cerca de Drumilra, la tierra de una figura inolvidable: Grace Kelly. O Grace de Mónaco, como quieran. La mítica actriz era norteamericana pero con raíces irlandesas, y la han querido recordar eternamente estrenando una estatua como homenaje. Kelly cambiaría su apellido de ganadora de un Óscar por el de Mónaco al casarse con el príncipe Rainiero, con quien tuvo 3 hijos: Alberto, Carolina y Estefanía. Su muerte en un accidente de tráfico en 1982 heló la sangre de todo el Principado, con el actual Jefe de Estado como máximo traumatizado por su pérdida. Grace y Alberto tenían una relación especial. Para el hijo ella es la auténtica princesa de Mónaco. La única.
Grace y Charlene, dos princesas y una única favorita
Es una forma de verlo, pero se podría decir que Alberto II ha pasado olímpicamente del incendio doméstico para viajar a Irlanda a estar cerca de su madre desaparecida hace 40 años. O peor, que abandona a su mujer para pasarle el brazo a una figura de bronce con la efigie de su madre. Dos princesas y dos mujeres que tienen una semejanza física más que evidente, por otra parte. Guapísimas, por descontado, y con rasgos compartidos. Charlene, sin embargo, tiene una expresión más triste y enigmática. Como de humillada. Y con determinados comportamientos, no es nada extraño. Alguien que quiso huir del país el día de su boda no es feliz.
Hay actividad sísmica en Mónaco. Dirán que no, pero están pasando cosas. Muy atentos al Baile de Rosa... y a las espinas.