Es ampliamente conocido que Alberto de Mónaco tuvo relaciones sentimentales con numerosas celebridades antes de su matrimonio con Charlene Wittstock. Entre las más destacadas se encuentran Brooke Shields, Lisa Marie Presley, Sharon Stone, Claudia Schiffer, Naomi Campbell y Kylie Minogue. Sin embargo, ninguno de estos romances lo vinculó con la Casa Blanca ni con las familias más influyentes de Estados Unidos, país de origen de su madre, Grace Kelly. Por otro lado, su hermana mayor, Carolina de Mónaco, sí tuvo la oportunidad de conectar a los Grimaldi con la familia más famosa de la política estadounidense: los Kennedy.
La vida amorosa de la princesa Carolina de Mónaco siempre ha sido objeto de especulación y misterio. Entre los muchos rumores que han circulado, uno de los más intrigantes ha sido su supuesto romance con Robert (Bobby) Shriver, el sobrino de John F. Kennedy, el icónico presidente de Estados Unidos asesinado en 1963. La posible relación entre Carolina y Bobby Shriver podría haber sido un capítulo que uniera dos dinastías de gran influencia en la historia contemporánea: la realeza monegasca y la familia Kennedy, pero finalmente no se materializó.
Un romance en Nueva York: los encuentros en 1981
Para encontrar pruebas de este romance, debemos remontarnos a 1981. Carolina de Mónaco se encontraba en Nueva York, dejando atrás la tormenta mediática que surgió tras su divorcio del financiero francés Philippe Junot, una de las figuras más prominentes de la noche parisina en esa época. Durante su estancia en la Gran Manzana, fue fotografiada paseando junto a Bobby Shriver, el hijo de Eunice Kennedy y Sargent Shriver, quien fue embajador estadounidense en Francia.
Además de sus paseos por la Gran Manzana, Carolina y Bobby asistieron al estreno de la película "Superman II" en el National Theatre de Nueva York el 3 de junio de 1981. En la celebración posterior al evento, Carolina compartió mesa con Bobby y su padre, Sargent Shriver, una figura de gran importancia en el ámbito social y político debido a su incansable activismo contra la pobreza, a pesar de no haber logrado su aspiración de convertirse en candidato presidencial del Partido Demócrata.
Un vínculo que podría haber cambiado la historia
La naturaleza exacta de la relación entre Carolina de Mónaco y Bobby Shriver nunca se ha aclarado, pero si hubiera prosperado, habría unido dos de las dinastías más influyentes de la historia contemporánea. Por un lado, la realeza europea, representada por la Casa de Grimaldi y Carolina, y por el otro, la aristocracia política estadounidense personificada por los Kennedy. Un lazo entre estas dos poderosas familias habría marcado un hito en la historia de las conexiones entre Europa y América.
Sin embargo, se argumenta que esta unión habría sido inoportuna debido a las "maldiciones" que parecen afectar a ambas familias. Tanto los Grimaldi como los Kennedy han experimentado una serie de desgracias, tanto en asuntos amorosos como en la vida en general. En el caso de los Grimaldi, una leyenda sugiere que una mujer que sufrió abusos por parte de Rainiero I de Mónaco lanzó una maldición: "Los Grimaldi nunca hallarán el amor en el matrimonio". Por otro lado, la "maldición Kennedy" es un término que se utiliza para describir las numerosas tragedias que han afectado a varios miembros de la familia Kennedy, ya que han experimentado múltiples muertes no naturales.