No hace falta ni jurar que El Foraster es el programa más esperado de la semana, legiones de fieles esperando sentados en el sofá a que el bueno de Quim Masferrer lance el dardo y haga diana en alguno de los preciosos pueblos que tenemos en Catalunya para conocer nueva y muuuuy buena gente. Este lunes, el escogido fue Sant Pere Pescador, en el maravilloso Alt Empordà. ¿La audiencia? La de siempre, descomunal: 505.000 espectadores por término medio y un 25,8% inalcanzable para la competencia. Allí, El Foraster se encontró personas de todo tipo, muchas nos emocionaron, como una pareja de octogenarios que se enamoraron una vez ambos se quedaron viudos, o una pareja que descubrieron el secreto de que el negocio les vaya de maravilla: "Hacer el amor todos los días". O una mujer llegada de Senegal que reclama, con razón, que la gente se dirija a ella en catalán, que es la lengua que ama y habla. Sensacional:
☝���� Mensaje claro y catalán. #ElForasterTV3 pic.twitter.com/gtGi3102e1
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¿���� Cuál es el secreto para tener un negocio en pareja? #ElForasterTV3 pic.twitter.com/r8T1QfbXGa
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Claro está que la traca fue la primera persona que conoció Quim solo llegar a Sant Pere Pescador. Salvador, un hombre fascinante, que entre otras revelaciones, apuntó que llegó a ser alcalde del pueblo, en 1992, el año olímpico. Claro está que lo más jugoso fue cuando dijo qué ilustre visita recibieron en el pueblo, con él como máxima autoridad: "Su majestad, el emérito, Juan Carlos I, rey de España, jajajaja", ríe con sarcasmo, "tuve el honor o la desgracia de recibirlo. Y mi talante: pantalón tejano, camisa y jersey", dice él cogiéndose la camiseta.
"Usted no puede recibir así a Su Majestad"
Le dijeron los palmeros del monarca que "usted así no puede recibir a Su Majestad"... "¿Va muy dejado?", apunta Quim poniéndose en la piel del séquito real. Salvador recuerda cómo entró el gobernador y dijo: "Señores, este señor es la máxima autoridad del pueblo y él va a recibir a Su Majestad. Y yo lo recibí así", dice él orgulloso mostrando su outfit de cada día, el que se pone siempre le pese a quien le pese, el estilo de ropa con el cual se siente cómodo y que se pone para ir a comprar el pan, para recibir a una vecina del pueblo o cuando recibía visitas institucionales en época de alcalde, la que llevaba siempre, siempre, siempre, viniera el rey de España o el Nuncio de Su Santidad. "Hay foto, ¿eh? De eso hay foto", defiende él. Y sí, sí. Y tanto que de eso hay foto. "Él bajó por aquí, nos dimos la mano, pam, pam, pam, y dio la vuelta". Como apunta Quim, "fue él quien os hizo el 'besamanos'... Salvador..., cuando vino el rey lo recibisteis así, de cualquier manera, sois así de campechano... y tengo la foto. Observa. Aquí veis el cerdaco (Juan Carlos, en referencia a un diálogo anterior), la Corinna disfrazada de reina Sofía, y allí está Salvador, y a la izquierda, que nunca pensaba que los vería tan en la izquierda, Pujol y la Ferrusola", y Salvador, orgulloso con su look.
Bravo por Salvador. Ni rey Juan Carlos ni historias. Él fue como le salió del moño. Y si no le gustaba al Borbón, ya podía volver por donde llegó. La guinda del pastel, la vecina que se encontró después, Maite, una vecina "de carácter" que ella sí que también dice las cosas como le salen del moño: "Tengo que decir las cosas tal cual. Yo soy como soy y no pienso cambiar. Estoy jubilada, voy tatuada y hago lo que me da la puñetera gana. Y al que le guste, bienvenido. Y al que no le guste, que se la casque de canto"... "Suerte que quien recibió al rey fue Salvador y no Maite", apunta Masferrer, "porque ya me la imagino allí vestida con aquella bata, llena de tatoos, el jefe de protocolo de la casa real diciéndole que 'de esta guisa no puede recibir a Su Majestad'... y ella '¿Cómo que no? ¡Yo voy vestida como me da la puñetera gana, y si al rey no le gusta, que se la casque de canto!".
Maravilloso. Pedimos que algún día, donde sea y por lo que sea, Maite y los Borbones coincidan en cualquier acto... Palomitas por cómo sería el encuentro.