La vida amorosa de la reina Letizia ha estado plagada de complejidades en los últimos años, con el constante escrutinio público y los rumores que amenazan con manchar su reputación. Aunque Felipe parece ser el único que le brinda un amor genuino y sin condiciones, su rol como reina la ha convertido en blanco de esfuerzos por difamarla.

Recientemente, Jaime del Burgo avivó la controversia al sugerir públicamente que Letizia le fue infiel al rey con él, ofreciendo detalles que generaron aún más especulaciones sobre la fidelidad de la reina. Sin embargo, no se insinuó ninguna deslealtad hacia Telma Ortiz, ni se mencionó que la unión de Letizia con la hermana de Telma fuera influenciada por algún romance.

Alonso Guerrero prefiere dejar en el olvido su relación y su divorcio con Letizia

Además de Del Burgo, otros como el primo de Letizia, David Rocasolano, han intentado aprovechar la fama de la reina para sus propios intereses. Rocasolano publicó una biografía no autorizada que reveló aspectos controvertidos de su pasado, como supuestos abortos que habría confesado a Felipe, quien habría sido instado a destruir cualquier evidencia de ello.

La relación de Letizia con Alonso Guerrero, su primer amor significativo, también ha sido objeto de controversia. A pesar de una relación de noviazgo que duró 9 años, su matrimonio se deshizo rápidamente, solo un año y medio después, especialmente después de que Letizia se mudara a México para estudiar y trabajar, distanciándose de Guerrero y buscando consuelo en otros hombres.

Letizia y Alonso Guerrero

Al convertirse en princesa de Asturias, se hicieron esfuerzos significativos para limpiar el pasado de Letizia y evitar que se verificaran rumores o historias comprometedoras sobre ella. Sin embargo, la sentencia de divorcio con Alonso Guerrero amenaza con exponer aspectos desconocidos de su vida.

A diferencia de Del Burgo, Guerrero ha optado por mantenerse al margen, quizás como un gesto de respeto hacia Letizia o simplemente para dejar atrás su pasado juntos. La sentencia de divorcio describe a Letizia como una figura dominante y tóxica, señalando la intervención de terceros como la principal causa de la ruptura de su relación con Guerrero, lo que plantea preocupaciones sobre la posibilidad de que esta información se filtre y afecte la reputación de la reina.