Letizia tendría que parecerse a Máxima de Holanda, la reina consorte más auténtica, profesional y bien operada de Europa. Pero el problema es que la mujer de Felipe siempre ha querido parecerse más a otra reina, Rania de Jordania. La quiere imitar tanto que incluso se operó las facciones para parecérsele más. Rania es, probablemente, la royal más fotogénica, elegante y sofisticada de todas, a pesar de no ser de un reino europeo sino de un país árabe. Pero con el bisturí se le ha ido la mano, como a Letizia. En cambio, la reina de Holanda es un prodigio de naturalidad, de buenas maneras y de una reina que siempre parece que disfruta al hacer de reina.
Uno de los grandes éxitos de Máxima es la buena educación de su hija mayor, la princesa Amalia, futura reina de los holandeses. La chica hará 21 años en pocos días y ha madurado deprisa. No lo ha tenido fácil. Estuvo amenazada por la mafia de su país, cosa que la hizo exiliar a estudiar en Madrid, no tiene un look estilizado ni sigue los cánones de imagen de las princesas europeas y pertenece a una Corona que sufre la permanente comparación con el resto de monarquías nórdicas, Dinamarca, Noruega y Suecia. Con todo, ya es una adulta que toma decisiones. La siguiente será si por los 21 años que celebra el 7 de diciembre convocará una gran fiesta a Amsterdam para el resto de príncipes y princesas herederos de las coronas europeas, incluyendo a Leonor, que no va nunca a este tipo de celebraciones. Eso es lo que inquieta a Hola, pero del artículo que publican la decisión que merece más la pena destacar es cómo Amalia se ha abierto hablando de su intimidad con una periodista holandesa que le ha hecho de biógrafa.
Una de las revelaciones que Amalia hace a su biografía autorizada es que visita a un psicólogo, un terapeuta: "Quiero dar voz a la importancia de la salud mental, de pequeña acudía a una psicóloga infantil y sigo recurriendo a un terapeuta. Si siento la necesidad, pido una cita. Me desahogo, lo saco todo y ya estoy lista para un mes. Hablar con un profesional de vez en cuando es bastante normal, especialmente, después de lo que le pasó a mi tía". Un discurso importantísimo en boca de la futura reina de los holandeses, cuida de su salud mental y más teniendo en cuenta que su tía, la hermana de Máxima, se suicidó en el año 2018 en Buenos Aires. Sufría depresión y trastornos alimentarios. No solo no oculta que va al psicólogo o al psiquiatra sino que lo relaciona con el suicidio de su tía, exactamente el mismo drama que ha vivido Leonor, que perdió a su tía Érika Ortiz por el mismo motivo, se suicidó. Pero en Zarzuela ese tema es tabú, no se habla.
Leonor es bastante adulta para introducir frases en sus discursos y habría que empezar a poner remedio a un error de los más graves que ha cometido Letizia y la Corona: hacer ver que la muerte de Erika no existió. Ha sido, a mucha distancia, el peor drama que ha tenido que soportar la familia, especialmente los Ortiz Rocasolano. Y Leonor es Ortiz, le toca de cerca. No es ni mínimamente normal que la reina y la princesa no abanderen esta causa, la salud mental, y que no hagan mención nunca de esta tragedia que les afectó como una familia cualquiera. Letizia parece que tiene un bloqueo mental con esta parte de su biografía familiar y es impensable que haga como la princesa holandesa y reconozca que va al psicólogo como quien va a cualquier otro especialista. Leonor puede tomar nota de lo que ha hecho Amalia, la princesa de Holanda que no tiene miedo a decir las cosas por su nombre. Esto ayudaría no solo a las personas que han sufrido un suicidio en la familia y no quieren ocultarlo como si fuera un estigma. También ayudaría a Letizia, en su imagen y en su paz interior.