Las fotos publicadas por la revista holandesa Privé, que muestran al rey emérito Juan Carlos I en una actitud cariñosa con la vedette Bárbara Rey, han reavivado el interés mediático sobre la larga lista de conquistas del ex monarca. Entre ellas se encuentra Marta Gayà, con quien Juan Carlos tuvo una relación apasionada.
La periodista Pilar Eyre recuerda la "tormentosa historia de amor" entre el padre de Felipe VI y Marta, que comenzó en 1992. Durante esos años, Marta se volvió el centro de su afecto, y Juan Carlos llegó a confesar a sus amigos: "¡Nunca he sido tan feliz!" Sin embargo, la tragedia golpeó su relación cuando Marta cayó en una profunda depresión tras la muerte de dos amigos cercanos en un accidente de tráfico. Este suceso devastador llevó a Marta a gritarle al rey por teléfono: "¡Muertos, están muertos!".
El rey Juan Carlos I se desvivía por Marta Gayá
El rey, conmovido por el dolor de Marta, canceló compromisos importantes y viajó varias veces para estar a su lado. Conocedor de la tristeza y la melancolía, ya que había experimentado episodios similares en su propia vida, Juan Carlos le ofreció su apoyo incondicional.
La situación de Marta se volvió insostenible, y los psiquiatras determinaron que necesitaba ingresar en una clínica para someterse a una cura de sueño. Así, Marta se alejó de la presión mediática de España e ingresó en una clínica en Suiza. Durante su internamiento, Juan Carlos estuvo a su lado, sosteniendo su mano y susurrándole palabras de amor: "Te quiero, siempre voy a cuidar de ti".
Una relación que nunca se ha terminado
A pesar de la distancia, Juan Carlos estaba dispuesto a todo por su amante, incluso llegó a preguntar si podría divorciarse de su esposa, Sofía, para casarse con Marta, a lo que su jefe de la Casa le respondió que eso no era posible.
Después de unos meses, Marta regresó a España, curada y lista para enfrentar un futuro incierto. Aunque no se casaría con Juan Carlos, sabía que él atendería sus necesidades afectivas y económicas, lo que le proporcionaba una paz mental. La relación entre Marta y el rey emérito nunca se rompió del todo. A pesar de sus respectivas vidas, han coincidido en eventos y mantenido el contacto, demostrando que su amor perdura más allá de las circunstancias.