Felipe y Letizia no se esconden. Desde que se hizo pública la supuesta infidelidad de la reina al rey, mucho se ha hablado de un inminente divorcio. Por ahora es algo que no sucedería como mínimo hasta abril de 2025, cuando la infanta Sofía cumpla la mayoría de edad. Desde 2012 habrían decidido cesar la convivencia. Seguirían los pasos de Juan Carlos y Sofía, sin relación en el ámbito privado, pero juntos en los actos institucionales. En las últimas seis semanas, el rey se ha alejado de la reina. Ha aprovechado para marcharse con sus amigos de la infancia a distintos puntos de la península. También ha aprovechado para visitar a Leonor en Zaragoza, incluso para practicar sus aficiones, como el esquí.
Este último fin de semana, Felipe ha estado en Formigal con unos amigos para practicar esquí. Las últimas semanas nevó con fuerza y en esta ocasión pudo disfrutar de unas buenas pistas. De Huesca pasó por Zaragoza para visitar a Leonor, que se encontraba de maniobras. Y de la ciudad aragonesa, sin pasar ni tan siquiera por Zarzuela, visitó Barcelona para asistir a la inauguración de la Feria Alimentaria.
Felipe prohibió fotografías a los comensales del restaurante
A Formigal no fue solo con unos amigos de la infancia, también con una amiga muy especial. La misma que se ha relacionado con Felipe en los últimos meses. Se han dejado ver juntos con una mayor frecuencia. No obstante, todavía no se ha hecho pública ninguna fotografía ni se espera que se haga, ya que Casa Real ha vetado cualquier imagen. Los escoltas están pendientes de todos los paparazzis y curiosos que hacen fotografías con su móvil. La presencia de Felipe generó una gran expectación, pero también más de una polémica.
La nueva amiga de Felipe va siempre por separado. Solo se reúne con él cuando están realmente seguros de que nadie puede hacerles ni una sola fotografía, en la intimidad. A ojos de la opinión pública, su matrimonio con Letizia tiene que continuar vivo.
Los enamorados se vieron en Casa Martón, en Sallent de Gállego, en pleno centro del pueblo. Es un pequeño asador, con una calidad excelente, donde se puede comer por unos 50 euros. Lógicamente, no cerraron el restaurante para ellos ya que tenían más reservas. Fueron los escoltas los primeros en personarse en el local y pidieron a los comensales que ninguno sacará su teléfono móvil para hacer una fotografía al rey con su acompañante porque habría represalias. Recibieron una amenaza. "Si sacáis el móvil os largáis del restaurante", dijeron. "La verdad es que fueron bastante desagradables", informan los testigos. Sin embargo, el monarca no. "Él incluso nos saludó cordialmente y nos dijo "que aproveche". Después, estuvo charlando y riéndose como cualquier otro grupo", aseguran a Informalia.