Empieza la batalla, es la hora D. La princesa Leonor ingresa en la Academia General del Ejército en Zaragoza, el primer peldaño de su carrera militar. Una carrera forzada; impuesta a la joven de 17 años por orden de su padre, el rey Felipe, que ha tenido que tensar la relación matrimonial con la reina Letizia. La asturiana se ha opuesto frontalmente, pero ha acabado claudicando consciente de una realidad pétrea: Leonor ya no es suya, ahora es del Estado. A punto de cumplir 18 años, la heredera tiene que dar los pasos correctos. Y por correctos queremos decir los que interesan a la institución y a los sus acérrimos.
Si hay un estamento que profesa un sentimiento monárquico exagerado, estos son precisamente los subordinados militares. La jerarquía manda, y todos adoran al líder. Son los mejores amigos del rey y de lo que ha representado desde que Franco cediera la corona a Juan Carlos. Aquí no hay demasiada renovación, y cuando el aire no circula pues empieza el olor a rancio, ya saben. Como las fotos de Felipe con las cúpulas militares, que nos remontan 40 años atrás, por no decir 40 siglos. Pues bien, los amigos de Felipe acogerán en cuarteles y barracones (no creo) a Leonor, la joya de la Corona. Y la harán un hombre, perdón, una mujer. Como Dios manda, y tal.
Las nuevas normas de la vida militar de Leonor
Pues bien, las amistades del rey no harán ninguna distinción con la dama cadete Leonor, la soldado Borbón Ortiz, o eso es el que dicen para vender mejor el espectáculo. Eso sí, será la única de los 612 reclutas que podrá tener una sala de descanso personal y exclusiva, mientras que también le han permitido juntar dos cursos en uno. Para aligerar la cosa. Aquí acaban los privilegios; el resto es lo mismo que los plebeyos: fuera piercings, pelo corto, y lo que más perturba a Letizia, ninguna distinción alimentaria. Y, todavía menos, acceder a medidas más extremas.
Letizia recibe un "no" tajante del ejército, furiosa
Explica Informalia que Letizia trató de imponer un nuevo menú en la cantina de la Academia, de manera similar a lo que hizo en el Colegio Santa María de Rosales durante la época escolar de las niñas, o incluso en en internado de Gales. "Menos frituras" y más "alimentos saludables", reclamaba. La respuesta del centro armado fue una negativa dolorosa para la reina, que se sube por las paredes. Dos alimentos la perturbarían: la tortilla de patatas y "los torreznos de Soria". Platos combinados, hamburguesas...Lo más healthy, una ensalada con atún y huevo duro. Birra en abundancia para regarlo y hale, a correr. Todo armas gastronómicas de enorme potencial. La reina, humillada.
Letizia no ha podido salvar a la soldado Leonor. La primera gran derrota.