El Principado de Mónaco es otra de las monarquías europeas en las que las tensiones son constantes. Muchas son causadas por la prensa, pero otras saltan a la vista. Alberto II de Mónaco y la princesa regente Charlène son los royals que controlan el país y su relación está siempre en entredicho, desde el día en el que se casaron. Ahora, tras varias semanas en el ojo del huracán por la enésima ausencia de Charlène en el Día de la Rosa de Mónaco (donde sí asistió Isabel Pantoja), Alberto y ella han vuelto a dejarse ver públicamente juntos y solos. Y es que hace un par de semanas ya se les había visto en la catedral monegasca para conmemorar la muerte de Rainiero III de Mónaco, el padre de Alberto, Carolina y Estefanía de Mónaco.
Ahora, la cita ha sido a la luz del sol. Ni más ni menos que en el Monte Carlo Country Club, que curiosamente se encuentra en la comuna francesa Roquebrune-Cap-Martin, es decir, fuera del país. Allí, ayer, se disputaba la final del torneo de tenis de Montecarlo, la cual la jugaban el ruso Andrey Rublev y el danés Holger Rune. Charlène y Alberto, como buenos príncipes, no se quisieron perder la cita y acudieron, muy elegantes, al palco presidencial. Eran las máximas autoridades en el evento y sabían que todas las cámaras, además de en los jugadores, estarían fijadas en ellos. Lo que captaron estas, sin embargo, fueron gestos de incomodidad. Los gestos de complicidad de Alberto eran respondidos con frialdad por parte de la ex nadadora de Zimbabwe, que se mostraba fría, reservada y mucho más pendiente de sus hijos que de su marido. El partido para ella era lo de menos: quería volver cuanto antes al Palacio Grimaldi.
La nota positiva: Jacques y Gabriella
Jacques y Gabriella son los hijos que tienen en común los príncipes de Mónaco. Son mellizos, se parecen mucho y tienen 8 años, una edad que ya les permite disfrutar de algunos eventos reales, como esta asistencia al torneo de tenis de Montecarlo. Los pequeños hicieron varias preguntas a sus padres durante la disputa del encuentro entre Rune y Rublev y estos les respondieron con mucha amabilidad. Y es que Jacques y Gabriella, acompañados en todo momento también de sus primos, ya saben qué es un ace, un revés cortado, un set o una doble falta. Ojalá en un futuro se dediquen al tenis y Mónaco tenga a algún representante royal en el evento más prestigioso del país junto al Gran Premio de Formula 1.
El "tierra trágame" de Rublev
El campeón del partido y, por lo tanto, del torneo de Montecarlo fue Andrey Rublev. El ruso agradeció el apoyo que le ha brindado la grada monegasca durante esta última semana y no dudó tampoco en tener unas palabras para Alberto II y Charlène, presentes en la ceremonia de entrega de premios. Lo más fuerte fue cuando Rublev se equivocó y, queriendo mencionar a Charlène y dirigiéndose a ella, la tildó de "Melanie". Todo el mundo flipó, incluida la propia princesa, que le recordó que Melanie estaba al otro lado de Alberto y no era princesa. Precisamente, Melanie-Antoinette Costello de Massy es una de las personas más fuertes de la Casa Grimaldi, pero no es para nada princesa. De hecho, no tiene puesto en la línea de sucesión al trono, pues es la sobrina segunda de Alberto II. Un "tierra trágame" de manual, vamos.