Zarzuela ha pulsado el botón de alarma por el escándalo del patriarca Juan Carlos y su fortuna "sucia y oscura", según palabras de la cronista real Pilar Eyre. Todos se desmarcan del Emérito intentando que la onda expansiva no les salpique. Principalmente el Rey Felipe, que sigue la estela de la Infanta Cristina con el caso Urdangarín: él no sabía nada de las idas y venidas del padre Borbón. Una pamema, porque cada minuto que pasa conocemos nuevos detalles que desmontan la teoría. Ni siquiera las infantas se salvan: sabemos que Leonor será la beneficiaria de la herencia del abuelo, por mucho que papá Felipe diga que renuncia al 'pastizal' o que no le dejen ver al yayo Juancar. Un futuro resuelto (y muy resuelto) para la futura Reina de España, sí es que los súbditos españoles no hacen nada para acabar con la monarquía.
Ahora bien, la posibilidad de que todo reviente está sobre la mesa. El sentido común nos dice que así debería ser, aunque ya sabemos que la genuflexión promonárquica es cualquier cosa menos juiciosa. Improbable, sí, pero por motivos espurios. En todo caso, el republicanismo (el real, no el de 'boquilla') sueña despierto con el fin del régimen borbónico, y empieza a pensar en el día siguiente. Y lo hace en positivo, aconsejando a las más pequeñas de la casa que se trabajen un futuro. Uno de ellos es Antonio Baños, que ha revolucionado la red: "Leonor, matricúlate en un módulo de algo, que no reinarás".
Siempre se acusa a los republicanos de querer el mal para los habitantes de Zarzuela. Y no es así. Pensamos más en su bienestar que ellos mismos.