Como ya te hemos comentado en infinidad de ocasiones, la reina Letizia cuida hasta el último detalle de su imagen física. La consorte, que ha estado al otro lado y sabe como las gasta la prensa, se esfuerza por evitar cualquier comentario negativo que se pueda producir a causa de algún error en sus elecciones estilísticas, ya tengan que ver con la ropa o con otros elementos como su pelo o su rostro. Un comportamiento que revela en cierto modo su forma de ser. Le gusta tenerlo todo controlado, vigilando siempre por el qué dirán. Y es que suficiente se ha dicho ya de la familia real en la época del rey Juan Carlos I, que no era nada positivo, precisamente.

Pero hay un detalle que revela otra faceta de la reina que tiene que ver más con su carácter. Lo explicó José Villacís González, economista, investigador, escritor y grafólogo, para la revista Vanitatis. El experto analizó la firma de la reina Letizia para arrojar algunos datos muy reveladores sobre la esposa de Felipe VI.

Letizia firma

La firma de la reina Letizia delata un detalle que incomoda a la reina 

Villacís antes de entrar en los detalles de su firma, se fijó en su porte físico. Señaló que la reina “tiene una rigidez en dos sentidos: aristocrática y física”. “Tiene rigidez en la zona de la columna vertebral. Se notan tensiones en la zona del hombro o zona cervical que no son tensiones de huesos, sino musculares”, añadió.

En cuanto a la firma, Letizia “se siente observada y tiende a protegerse. Siempre planifica lo que va a hacer”. Y va más allá: “Con respecto al tema familiar, hay una R final que implica que quiere mantener a los suyos (Rocasolano), a su familia, pero no a sus hijos, sino al resto de su familia sanguínea (padres, hermanos…), a distancia”. Es decir, quiere los recuerdos de sus orígenes humildes bien lejos. Quizás sea porque le avergüenzan, o porque en su momento Juan Carlos la machacó, llamándola “hija de taxista” en sus círculos cercanos. En este sentido, el apellido  Ortiz ni siquiera aparece reflejado. Además, algunos amigos de Felipe también la despreciaron por su pasado.

Pero eso no es todo. “Hay un rasgo de pesimismo muy profundo. Suele pensar: 'Aquí estoy yo y aguanto, aguanto y aguanto lo que pueda’”. Y sí es cierto que, desde que es reina, trabaja sin descanso en arreglar el destrozo que hicieron en la imagen de la casa real individuos como su suegro o su todavía cuñado Iñaki Urdangarin.Todo sea por preservar el reinado de su hija Leonor.