Hay momentos del año en los cuales Letizia se siente más sola que la una en palacio. Muchos días donde Zarzuela es una casa inmensa con mucha gente (nunca está vacía, siempre está llena de trabajadores de la casa real), pero donde la reina se siente muy sola. Son aquellos momentos donde coincide en que su marido Felipe está fuera en viaje oficial institucional, como ahora, que se ha desplazado a las repúblicas bálticas, donde su hija mayor Leonor está con sus amigos cadetes de la academia militar (ahora está en Jaca, donde la han visto montando en unos autos de choque y dentro de poco se va a la playita al Cabo de Palos, en Cartagena), y donde su hija pequeña Sofía está en el internado de Gales haciendo el bachillerato. Ahora acaba de volver de tierras británicas, pero ha habido muchos momentos de este 2024 y del año pasado que la asturiana estaba sin sus principales apoyos cerca de ella.
Letizia ya hace muchos años que entró a formar parte de las vidas de los Borbones y ellos en sus vidas. Muchos años desde que se juntó con el entonces príncipe Felipe y decidió que algún día se convertiría en reina de España. ¿Es la vida que Letizia había soñado para ella? Chi lo sa, que dirían los italianos. Sea como sea, es la que le ha tocado. Pero tiempo atrás, antes de mudarse a Zarzuela, había otro lugar donde vivir, un pisito que todavía conserva en su memoria y que siempre tendrá un recuerdo especial dentro suyo. Un pisito de 85 metros cuadrados mucho más pequeño que donde vive ahora con su marido y sus hijas, pero que seguro que cuando pasa por delante, se le ilumina la cara. Hablamos del piso de soltera donde vivía Letizia.
Situado en una urbanización de la zona de Valdebernardo, en Vicálvaro, al este de Madrid, estaba situado en la séptima planta de un edificio de 11 pisos, y más allá de las cuatro paredes, disponía de una pista de tenis, piscina y diferentes zonas comunitarias. Tal como describe Mujer Hoy, la fachada sigue llamando mucho la atención debido a su variedad de colores y ventanas dispuestas de manera vertical y horizontal. Aquí había el pisito que Letizia adquirió después de divorciarse de su primer marido, Alonso Guerrero, con quien se había casado años atrás en 1998, para divorciarse un año después. Un edificio que estaba cerca de lo que a ella la interesaba en aquellos momentos, Torrespaña, donde Letizia iba todos los días en su época de periodista a explicar lo que pasaba ante cámaras. La asturiana, como hace mucha gente joven, pidió una hipoteca y decidió invertir en una vivienda, "al hilo de los años de la burbuja inmobiliaria".
Un piso, sin embargo, que pudo disfrutar menos de lo que ella hubiera querido, ya que lo dejó antes de su anuncio de compromiso con Felipe. De hecho, no llegó a hacer un "se fue a por tabaco y nunca volvió", pero casi, ya que explican que sus cuatro últimas palabras al portero del edificio fueron "Me voy de viaje", mientras salía de allí con diferentes maletas. Un viaje que fue solo de ida, ya que se fue a Zarzuela, donde se instaló, a punto para afrontar su nueva vida como princesa.