Cristina hace más vida social en Barcelona que en Ginebra, donde se supone que reside oficialmente, o cuando menos, fiscalmente. A efectos tributarios a Cristina no le interesa pasar más de la mitad del año en Barcelona porque eso implicaría tener que declarar toda la fortuna que reciba de Juan Carlos a la Hacienda española. Así que a Barcelona viene de visita, esporádicamente, pero cada vez más a menudo. En la ciudad ha recuperado un piso de lujo que tenía a medias con Iñaki Urdangarin, el de la avenida Pedralbes y tiene una excusa para venir a menudo: acompañar a su hijo Pablo Urdangarin en los partidos que juega de local a Granollers. Allí se la ve normalmente acompañada de la familia de Johanna Zott, la novia de Pablo, pero este fin de semana, que estuvo en Barcelona para celebrar los 24 años de su hijo, fue vista acompañada de un atractivo hombre maduro, ex deportista de élite, que la prensa rosa ha localizado y le pone nombre.
Según publica El Periódico, "Ha habido un nuevo avistamiento de la infanta Cristina acompañada por un misterioso hombre en su última visita en Barcelona. Fue tras acudir a un partido de su hijo, Pablo Urdangarin, que anteriormente había sido motivo de reunión de su padre, Iñaki Urdangarin, y la nueva pareja del mismo, Ainhoa Armentia. Volviendo a la Infanta, al encuentro también acudió el regatista Roberto Molina, aunque por ahora desconocemos si es el mismo que más tarde los acompañaría –tanto a ella como a su hijo– a unos cines de Sarrià, en la capital catalana". Las periodistas Laura Fa y Lorena Vázquez han localizado a la infanta y Pablo en los cines de Sarrià, probablemente el Cinesa Diagonal, pero antes Cristina se dejó acompañar de un hombre del cual hemos buscado la foto. Es un medallista olímpico en la categoría de vela, canario, de 64 años que se llama Roberto Molina. Este atractivo ex deportista de élite acompaña a Cristina con su hijo en Granollers y, quizás, al cine por la tarde:
Roberto Molina es uno habitual de la Copa del Rey de Vela que frecuenta durante años Cristina y ahora se han reencontrado en Barcelona. Sobre si es él el famoso hombre que la rindió en la ciudad para mantener una relación más allá de la amistad, el diario no lo desmiente y tira el nombre, a ver hacia dónde evoluciona la noticia. En Barcelona Cristina rehúye a los aristócratas según Pilar Eyre: ""Se movía en el ambiente de los compañeros de su marido, deportistas de vela y su familia política. Se la veía en los cines Sarriá con su cuñada Ana. O con los padres del Liceo Francés, donde iban sus hijos, o con Diego Torres y su mujer, invitados frecuentes a su casa. Nunca fueron socios del Club de Polo, ni del golf del Prat, ni frecuentaban el Círculo Ecuestre, ni el Liceo". Solo iban hasta el 2021 el Real Club Tenis Barcelona de Pedralbes y porque no pagaban ni los albornoces. La teoría de Eyre es que Cristina no quiere amantes: "El brutal fin de su matrimonio ha vacunado a la infanta contra todo tipo de amoríos y, como su hermana, se ha refugiado en la religión". Cristina casada con Dios y acompañada de un regatista maduro.