En el universo de la realeza, hay figuras que trascienden el tiempo y dejan una marca indeleble. Carolina de Mónaco es una de esas figuras. A sus 67 años, la princesa de Hannover sigue siendo la musa eterna de Chanel y un ícono visual y, al mismo tiempo, es una rebelde que desafía la sombra de su madre, la icónica princesa Grace Kelly.
A pesar de que Carolina heredó la elegancia de su madre y también el rol de primera dama del Principado tras su fallecimiento, la princesa Carolina confiesa que no se siente cerca del legado estilístico ni espiritual de Grace Kelly. La relación entre ambas nunca fue fluida, y Carolina ha expresado en varias ocasiones que la felicidad y el entendimiento con su madre no fueron la base de su relación. En cambio, la influencia de su abuela paterna, la duquesa Carlota de Mónaco, ha sido un factor determinante en su vida.
Carlota Grimaldi: la figura intrigante que marcó un linaje
La historia revela que Carlota Grimaldi, madre del príncipe Rainiero y abuela de Carolina, fue una figura intrigante en la corte monegasca, dado que, en realidad, tenía muy poco de noble. Nació en Argelia en 1898, fruto de una relación no convencional entre Luis Grimaldi y Marie Juliette Louvet, una lavandera y cabaretera. Carlota se convirtió en duquesa de Valentinois y princesa heredera a los 24 años para salvar a los Grimaldi de una crisis sucesoria y evitar la extinción de su familia. Su vida, llena de originalidad y rebeldía, la distingue como una figura inclasificable.
El paralelismo entre abuela y nieta: matrimonios y escándalos amorosos
Tiene lógica que Carolina de Mónaco sea comparada con su extravagante abuela. Físicamente son prácticamente idénticas y algunas de sus decisiones parecen ser un reflejo exacto. Ambas contrajeron matrimonio a la edad de 21 años, vinculándose a hombres que complacían a sus padres pero no a ellas: Carlota de Mónaco con Pierre de Polignac, un conde convertido en príncipe para aumentar su estatus, y Carolina de Mónaco con Ernesto de Hannover, el príncipe que su madre había idealizado.
Las dos se unieron en matrimonio con sus respectivos príncipes y ambas se separaron de ellos; cabe recordar que hace ya 15 años que Carolina de Mónaco no aparece públicamente junto a Ernesto, aunque no se ha divorciado formalmente. Además, las dos insistieron en mantener relaciones amorosas que causaron revuelo en la prensa de su época. Carolina vivió un romance juvenil con Philippe Junot, del cual posteriormente se arrepintió, mientras que Carlota se involucró con el ladrón René Girieux, a quien conoció mientras se desempeñaba como trabajadora social en la cárcel.
Ahora bien, sin lugar a dudas, el lazo más peculiar entre Carolina de Mónaco y su abuela radica en su habilidad para irritar a la siempre elegante Grace Kelly. Con su actitud desafiante, sus instantáneas tomadas furtivamente en topless y sus enredos amorosos, Carolina se convirtió en una constante fuente de desvelos para su madre durante sus años mozos. En el caso de Carlota, como una suerte de adelanto de las sorpresas que le depararían en la corte Grimaldi, hizo su entrada a la boda de Grace y Rainiero en un coche conducido por un chofer que se encontraba en libertad condicional por tener vínculos con la mafia. Todo lo contrario a los ideales y los estándares de la estrella de Hollywood.