Los Reyes tienen sus costumbres de realeza, como su propio nombre indica. Una de ellas es la majestuosidad, la pomposidad, otra es la caza -de zorros en el caso de Carlos III o de elefantes en el caso de Juan Carlos de Borbón- y otra, y no por eso menos importante, es la puntualidad. Carlos de Inglaterra es de los reyes más puntuales del mundo: no le gusta llegar tarde a ningún sitio, pero tampoco que le hagan esperar. Tampoco que le tenga en vilo su esposa, por mucho que esta esté atendiendo a fans de 'La Firma' (así se conoce a la monarquía inglesa).
Pues bien, el caso es que Camilla ha hecho esperar a Carlos III durante unos breves instantes en un acto oficial y esto ha molestado mucho al monarca. Acostumbrado His Majesty The King Charles a que nadie le tosa y a que sus uijeres y mayordomos lo venten día y noche, ha quedado patente una vez más que la paciencia no es el punto fuerte del rey inglés. Como decimos, en un acto oficial en la villa inglesa de Wrexham al que acudieron Camilla Parker-Bowles y Carlos III, la reina consorte fue vitoreada y aplaudida a mansalva. Unos aficionados acérrimos de la monarquía la pararon y se pusieron a hablar con ella. La Reina, simpática, se entretuvo y fue muy amable, algo que no gustó nada a su marido déspota, que le puso prisas. Dentro vídeo:
Para los que no tengan un gran nivel de inglés, Carlos se queja en el vídeo de que se tienen que ir. "¿Podemos intentarlo otra vez y hacer que venga ya, por favor? Intento esperarla, pero ella sigue. Nos tenemos que ir", espeta Su Majestad. Unas palabras que han provocado la ira en Twitter. Muchos usuarios fans de la reina consorte han puesto de vuelta y media a Carlos de Inglaterra. Está claro que quien gusta es Camilla: ella tiene el apoyo mayoritario de los ingleses. Es la nueva Isabel II, salvando las distancias.
Otros gestos de ira de Carlos III
El heredero de Isabel II, la reina más longeva de la Europa moderna, provocó que Carlos de Inglaterra subiera a la poltrona mediática. Ni de flais tenía el grado de popularidad de la monarca, pero rápidamente se dio a conocer entre los desconocidos por sus comportamientos inhabituales como royal. Una pluma que no iba bien hizo que el rey las tomara con un uijer. Muecas desairadas, gestos paternalistas y una actitud horrible pusieron rápidamente a la palestra cómo era realmente Carlos de Inglaterra. Ahora, muestra una vez más que para ser un buen rey hay que tener la cabeza bien amueblada. No es el caso: ni vence ni convence.