El rey emérito Juan Carlos I, a sus avanzados años, sigue demostrando que el tiempo no frena su pasión por las celebraciones. Este año, su lujosa residencia en Abu Dabi será el escenario de un cumpleaños que combinará elegancia, exclusividad y ciertas dosis de polémica. La fiesta reunirá a un selecto grupo de familiares y amigos íntimos, pero quedará marcada por la inesperada presencia de una figura que generará bochorno entre los asistentes más cercanos al monarca.

La celebración tendrá lugar en la majestuosa mansión de Juan Carlos, una propiedad de 3.000 metros cuadrados equipada con seis suites de lujo, jardines impecables y vistas espectaculares. El evento empezará con un cóctel de bienvenida y continuará con una cena de alto nivel. Para animar la velada, estarán presentes Los del Río, quienes con su música emblemática pondrán a bailar a los invitados. Más tarde, un DJ prolongará la fiesta hasta bien entrada la madrugada. Sin embargo, la atención no se centrará únicamente en el glamour y la diversión, sino en un hecho que genera tensiones.

Juan Carlos cumpleaños
Juan Carlos cumpleaños

Abu Dabi vuelve a acoger el cumpleaños del rey emérito Juan Carlos I

Entre los invitados figuran nombres destacados como el doctor Anitua, Vicente Boluda, y los propietarios de prestigiosas bodegas como Marqués de Riscal y Marqués de Murrieta. Además, también asistirán miembros del entorno más cercano del emérito, como Pedro Campos y su esposa, Cristina Franze.

Obviamente, sus hijas, las infantas Elena y Cristina, así como sus hijos, también están invitados. Pero al margen de todo ello, una invitada inesperada ha generado cierto bochorno: Marta Gayá.

Marta Gayà
Marta Gayà

Marta Gayá también está invitada

Marta Gayá, una de las amantes más conocidas y longevas del rey emérito, también está invitada al evento. La relación entre Juan Carlos I y Gayá ha sido objeto de especulación durante décadas. Actualmente vive en Ginebra, donde se ve a menudo con el rey emérito. Y ahora ha sido invitada a ir a Abu Dabi para asistir a la fiesta. La idea de compartir un evento tan íntimo con una figura que simboliza parte de los aspectos más controvertidos de la vida personal del emérito, sin duda, resultará incómoda para algunos de los invitados, y especialmente para sus hijas.