El cumpleaños de Juan Carlos I en Abu Dabi, lejos de ser un homenaje tranquilo, terminó convirtiéndose en una escena cargada de tensión y polémica. El rey emérito, decidido a celebrar sus años con esplendor a pesar de la crítica constante hacia su estilo de vida, organizó una fiesta que no escatimó en detalles ni en ostentación. Sin embargo, lo que debía ser un día de alegría y unidad familiar derivó en un episodio que generó fuertes controversias.

La celebración estuvo llena de momentos destacados, como un espectáculo de drones que iluminó el cielo con imágenes del rey emérito en su juventud y mensajes de felicitación. Además, la jornada incluyó fuegos artificiales, música en vivo con la participación de Los del Río, y la actuación de un DJ de renombre internacional. Casi un centenar de amigos y familiares viajaron a Abu Dabi para acompañarlo, aunque, como era habitual, las ausencias más notorias fueron las de Felipe VI, Letizia, Leonor, Sofía y la reina Sofía.

Juan Carlos Elena Froilán Victoria Cristina Juan GTRES
Juan Carlos Elena Froilán Victoria Cristina Juan GTRES

Una presencia incómoda ensucia el cumpleaños de Juan Carlos I

Entre los asistentes estuvieron las infantas Elena y Cristina, acompañadas de algunos de sus hijos. La familia no pasó desapercibida, ya que nombres como Froilán y Victoria Federica volvieron a ser foco de atención. También acudieron Juan y Pablo Urdangarin, aunque su hermana Irene no asistió al haber comenzado las clases en la Universidad de Oxford. Miguel, por su parte, continúa en Zarzuela recuperándose de una lesión.

La sorpresa, sin embargo, la puso Marta Gayà. La que es una de las amantes más longevas del rey emérito también estuvo en la fiesta, generando una escena cuanto menos bochornosa. Una presencia que incomodó a hijas y nietos, pues no deja de ser paradójico que su esposa de toda la vida, la reina Sofía, no estuviera en el evento, pero sí ‘la otra’.

Marta Gayà
Marta Gayà

Como era de esperar, este detalle desató ciertos desaires y malas caras en la fiesta, con notorios gestos de indignación por parte de algunos familiares. Actitudes que fueron recriminadas por otros como la infanta Elena con palabras subidas de tono y volumen. Eso sí, siempre sonriente ante cualquier actitud de su padre, aunque, como esta estampa, sea una humillación en toda regla hacia su madre.