Los Grandes Duques de Luxemburgo tienen cinco hijos en su haber, cuatro varones y una mujer. Pues bien, como estaba anunciado desde hacía semanas, esta se ha casado con su marido. Alexandra de Luxemburgo ha pasado por el altar con Nicolas Bagory en la primera de sus dos bodas, ya que la próxima se realizará el sábado que viene en una localidad costera de Francia, donde veranean ambos cada año. Había muchas esperanzas en esta primera boda dentro del mundo royal. Todos los periodistas esperaban ver una ceremonia muy blue, con vestidos especiales en la alfombra roja, pero se han quedado con las ganas. Tendrán que esperar a la segunda parte del enlace nupcial porque, por ahora, la boda es un bluff.
Tanto bluff que, por no haber, no ha habido ni beso. Alexandra de Luxemburgo y su marido han roto así una tradición que se lleva a cabo en cualquier casamiento, pero que han decidido no llevar a cabo. Cierto es que todas las especulaciones apuntan a que la gran pomposidad típica de estos actos se la guardarán para la semana que viene, pero este fin de semana no vimos prácticamente nada. Y no es que fuera una boda clandestina: todo lo contrario. La princesa luxemburguesa y Nicolas Bagory se dieron el "sí, quiero" y, a continuación desfilaron hacia el ayuntamiento de la capital, donde subieron al balcón para recibir los vítores de los ciudadanos. Ni así se dieron un beso en público: algo inédito en una boda de este calado.
En todo el recorrido, eso sí, la hija de los Grandes Duques y su flamante marido se mostraron cómplices cogidos de la mano y regalándose múltiples sonrisas. Pudieron saludar a todos aquellos que se les acercaban y, para sorpresa de la prensa, la cual cubrió todo el recorrido, los novios hicieron una anecdótica parada en la catedral de Notre Dame de Luxemburgo. No estaba programado, pero los protagonistas del día decidieron saludar al deán de la catedral, ya que, aun y no haber escogido la iglesia como lugar donde casarse -como sí hacen la mayoría de los royals en sus bodas-, sí que mantienen una buena relación con la iglesia católica. Y es que los abuelos de Alexandra, los Grandes Duques Jean y Josefina Carlota están allí enterrados.
EXCLUSIF @PointDeVueMag 🇱🇺 Ce n’était pas au programme officiel mais la princesse Alexandra de Luxembourg et son époux se sont recueillis un temps en la cathédrale Notre-Dame après leur mariage civil @CourGrandDucale pic.twitter.com/MBVCMP2rQt
— Thomas Pernette (@ThomasPernette) April 22, 2023
Seis ausencias sonadas
La ceremonia de la boda transcurrió con total normalidad y estuvo marcada por los outfits nada despampanantes de todos los invitados. La mayoría de ellos escogió un look elegante, pero sin pasarse, ya que era una ceremonia civil y no religiosa, donde sí que se acostumbran a llevar vestidos quizás más solemnes y pomposos. De todos los invitados sorprendieron seis bajas, todas ellas sobrinos de la novia. Ni los hijos de Félix de Luxemburgo ni los de Luis de Luxemburgo ni los de Guillermo de Luxemburgo asistieron al acto, igual que tampoco lo hicieron las familias reales de Liechtenstein, Holanda y Bélgica, que podrían haber asistido perfectamente a la cita debido a la proximidad de esta. Como anécdota: a la princesa se le mojó el vestido de novia por culpa de la lluvia. Y ya saben, como dice el refrán... "novia mojada, novia afortunada".