El 6 de abril los Borbones se van de bodorrio. El enlace del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, con Teresa Urquijo, tendrá representación borbónica. Y qué representación: casi pleno al quince de esos de la quiniela. El concejal madrileño se siente en una nube, le ha tocado el Gordo. Porque su gran sueño era tener a Juan Carlos como testigo de su cambio de estado civil de 'solterón' a 'casado' con una parienta lejana royal, pero nunca hubiera soñado que se apuntaran todos. El emérito, su mujer sobre el papel Sofía, e incluso Elena, Cristina o los hijos de las infantas Margarita y Pilar. La guinda sería tener a Felipe, Letizia y las hijas. Sin embargo, ya adelantamos que no pasará. Felipe tiene plan con Sofía, la hija, en la final de la Copa del Rey en Sevilla. Aquella que estuvo a punto de cancelar la boda con Urquijo, por cierto.
El alcalde Almeida había enviado la invitación a Abu Dabi. Era, presuntamente, exclusiva para el monarca autoexiliado en los Emiratos Árabes por intereses económicos. La bomba es la presencia de la griega Sofía, porque su relación es más bien complicada. La última boda a la que fueron juntos, en Jordania, fue un festival de mal rollo. Podría repetirse el sábado y arruinar la cita, pero no importa. Quedará perfecto en el álbum de fotos de una pareja tan tradicional, en el sentido menos elogioso del término.
Juan Carlos no confirmó oficialmente su asistencia al enlace del político y, según el entorno próximo del emérito, la razón de sus cautelas era como se lo tomarían en Zarzuela. El toma y daca permanente con el depositario de la corona es siempre espinoso, pero claro: la comida de cumpleaños de Elena y el funeral de Constantino en Londres fueron indicativo de deshielo, en otras palabras inmolación, después del escándalo Jaime del Burgo. Parece que en la capital británica se comunicó la noticia a Felipe y Letizia: iremos todos. Es decir, un nuevo desafío público en el que no pueden, o mejor dicho, no osan responder de manera negativa. Mejor tenerlos contentos. Y la fiesta en paz.
El nexo familiar de Teresa es que su abuela es prima de Juan Carlos. A ella le toca una escasísima parte de sangre azul, pero aquel día brotará como un géiser embravecido. 4 miembros pata negra y otros de un peldaño inferior, vaya lujo. Almeida vivirá su Eurodisney particular, como fan irredento de la monarquía española. Un niño con juguetes nuevos. La periodista Mariàngel Alcázar ha confirmado la noticia y, por lo tanto, el séquito borbónico se zampará el solomillo y los aperitivos que Almeida y Urquijo han encargado para la ocasión. 90.000€ que se han dejado en catering, disc-jockey ('Paquito el chocolatero' cae seguro) y una serie de detalles de una boda más clásica que una película en blanco y negro. Parece que el bodorrio sería aburrido de morirse, pero Juan Carlos le pondrá el morbo y el picante a la cita. El sábado, show en Madrid.