El palacio de Marivent de Palma se prepara para recibir a sus exclusivos usufructuarios: los Borbones. Pasar unas semanas en la capital de las Islas Baleares, en este paraje y construcción tan singulares, es una tradición desde que hace 5 décadas las autoridades franquistas regalaran el enclave, con toda la cara, al entonces príncipe Juan Carlos. La propiedad actualmente es del gobierno balear, pero con derecho de pernada royal. Solo una parte de sus jardines están abiertos al público, el resto de la propiedad es territorio vetado al populacho. Una fortaleza privada, protegida por muros, árboles y miembros de la Guardia Real y todas las fuerzas de la orden disponibles. El problema, sin embargo, es que no es inexpugnable. Se puede curiosear. Ahora es más fácil.

La reina Sofía, la primera en ocupar la casa cada verano y, si puede, la última en abandonarla, se sentirá un poco más incómoda esta vez. Sabrá que puede ser espiada de una manera relativamente sencilla, mientras pasea del brazo de su hermana Irene entre fuentes y esculturas, una estampa clásica de cada temporada. Lo mismo pasará cuando llegan, días más tarde y de manera fugaz, las figuras principales de la institución, Felipe VI y Letizia, acompañadas de las hijas. La alerta se ha activado: a pocos metros de allí hay un escondite con ojos y objetivos que pueden vigilarlos, analizarlos y perseguirlos.

Borbones en masa en Marivent / EFE

Espiarlos no es barato. Todo tiene un precio. En este caso, más de 300 euros cada noche, como mínimo. Es lo que, aproximadamente, cuesta alojarse en el hotel Belle Miravent, que ha abierto las puertas esta temporada enfrente de la propiedad, con vistas privilegiadas de lo que pasa en el otroa lado del recinto amurallado. El hotel pertenece a una cadena de establecimientos de alto standing que, según 'Monarquía Confidencial', pertenece a un empresario marroquí. Su clientela es de elevado poder adquisitivo, especialmente alemanes e ingleses. Son solo 16 habitaciones, pero el diseño, el lujo y ciertos toques de extravagancia lo convierten en muy goloso. No tiene grandes vistas al mar, pero sí al bosque que hay delante de la Cala Fornaris. Al jardín de reyes, reinas, princesas. También de infantas, sobrinos, tarambanas y vagos.

El hotel Belle Marivent / Web
El hotel Belle Marivent / Web
El hotel Belle Marivent / Web

La seguridad de la Familia Real tendrá que estar más pendiente que nunca de los movimientos por la zona que rodea a Marivent, pero también a los balcones y el rooftop con piscina. En principio rebajan la alarma, diciendo que "no hay ningún peligro. Los equipos conocen al detalle la isla y no hay por qué restringir el paso por ciertas calles a un hotel, por mucho que esté colindando con Marivent". Pero se estudiará cada rincón con lupa, para tratar de chafar la guitarra de los fisgones. De los amateurs y de los profesionales, incluso de paparazzis. Se pueden poner las botas. Vete a saber, quizás se encuentran a Jaime del Burgo y todo. Con todo el dinero que dice tener, una semanita en el Belle Marivent es una minucia. La zona, asegura, le trae muchos recuerdos: desde peleas de enamorados a relaciones más pasionales. Un revival para tocar (más) las narices.

Felipe, Letizia y Sofía en Marivent / Casa Real