"La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro; está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor". Es la famosa Sonatina de Rubén Darío.

Unas palabras que algunos medios han querido dedicarle a la infanta Cristina en forma de portadas, como si fuera un alma en pena, pobrecilla ella, después de que su marido le pusiera los cuernos públicamente.

Infanta Cristina / GTRES

Después de que la revista Lecturas consiguiera la bomba informativa del año en materia rosa, con las fotos de Iñaki Urdangarin de la mano de una mujer rubia que no era su mujer, la infanta Cristina, sino su nueva amante, Ainhoa Armentia, el resto de medios especializados en casa real fueron a remolque.

Esta era la portada que lo hizo saltar todo por los aires, una scoop de traca de la revista:

Y días después, su máxima competidora, ¡Hola!, publicaba el viaje de Cristina a ver a su papi Juancar en Abu Dhabi para llorarle las penas y explicarle de viva voz todos los detalles. Un Juan Carlos, por cierto, que no quiere saber nada del todavía yerno suyo: "¡Pero qué hijo de puta! A este ni un duro. De este tío no me habléis más". Un adúltero como el rey indignado por un adúltero como Iñaki.

Con este percal, Cristina hizo las maletas y fue hacia el aeropuerto, todavía con el anillo de casada puesto. Una imagen que captó la mencionada revista y que puso evidentemente en portada. Una portada donde dibujaban a la hermana del rey Felipe como un alma en pena: "La soledad de la infanta Cristina. Primeras imágenes tras su separación, triste y con la alianza puesta". Vaya, como si fuera la protagonista de una novela de Corín Tellado:

Veremos qué pasará con Cristina e Iñaki los próximos días, cuando se hará realidad su divorcio y si la infanta rehará su vida con alguno de los candidatos surrealistas que le han propuesto, pero quien ha comentado esta imagen y la supuesta pena de Cristina ha sido el gran Boris Izaguirre.

En su artículo en el diario El País, el venezolano considera que "La situación es teatral. Hay portadas de ¡Hola! que marcan la historia y la de esta semana puede ser una de ellas". Escribe que la infanta fue fotografiada en el aeropuerto de Zurich, "como una turista más, acompañada por un equipaje normalucho. Una imagen anodina que podría inspirar un poquito de lástima hacia la señora de Urdangarin". Una lástima que no se cree, porque tal como apunta, "en tiempos de Instagram, donde todo tiene un filtro, esa pena no es mucha".

Boris Izaguirre / Foto: Roberto Lázaro

Boris apunta que "La inusual imagen de portada trasluce un nuevo filtro: el de triste víctima y también el deseo de ¡Hola! de recuperar el timón editorial que, con la reciente portada de Urdangarin enamorado, le arrebató Lecturas". Izaguirre habla con sarcasmo del filtro metafórico aplicado a la infanta, que "ha creado su propio metaverso: 'Pobrecita Cristina'. Viajando sola a visitar a su papá a Abu Dabi, cuando durante años ascendía y descendía con soltura de los aviones por la escalera destinada a las autoridades".

Boris no olvida, sin embargo, que "el filtro se atasca un poco siendo heredera de la fortuna paterna, con cuatro hijos hermosos más un jugoso contrato con el agá Jan. En fin, que en esa foto de portada parece más bien una infanta en viaje de negocios". Izaguirre vuelve después cuando la compara al comentar la pena de Omar Sánchez, ex de Anabel Pantoja, en la revista Semana.

"Omar se manifiesta dolido, apenado como una infanta. Aunque él sí reconoce que no estuvo a la altura, pero al mismo tiempo aprovecha para enseñar una espléndida colección de zapatillas tecnológicas, con gamuza de colores o estampado animal, que pueden confirmar que Cristina de Borbón necesita hablar con el estilista de Omar para seleccionar una mejor maleta que la que exhibe en ¡Hola!¡Esa maleta hay que dejarla atrás!".

...Cristina tendría que dejar atrás la maleta, que Boris tilda de equipaje normalucho... Quizás hay quien también le recomendaría dejar atrás a Iñaki Urdangarin, que algunos tildarían de marido normalucho.