El rey emérito Juan Carlos I se encuentra actualmente en Sanxenxo. Se desplazó a la localidad gallega el pasado martes con motivo de la regata que se celebra este fin de semana. Una aparición que para muchos no ha pasado desapercibida. Ha sido una muestra más del estado deteriorado del rey emérito, que pueden confirmar quienes más tiempo pasan a su lado. Estos son el cabo primero Cabello y el teniente coronel Mochi.
Son ellos quienes han observado de primera mano un aumento en los episodios de desorientación y olvidos del monarca emérito, más allá de las limitaciones físicas que ya eran conocidas.

Preocupación extrema por el rey emérito Juan Carlos I
El deterioro no solo afecta a la movilidad, que ha hecho imprescindible el uso de una silla de ruedas, sino también a pequeños detalles cotidianos: nombres olvidados, conversaciones repetidas o confusiones puntuales. Ante esta situación, Cabello y Mochi, con la discreción que caracteriza a su labor, han confirmado a Felipe VI que la situación es altamente preocupante. Especialmente por la obsesión de Juan Carlos de seguir haciendo su vida con normalidad.
Según relatan Cabello y Mochi, los primeros indicios de alarma surgieron con olvidos significativos, como no recordar los nombres de personas cercanas o perder detalles de conversaciones recientes. Estos episodios de desorientación se han vuelto habituales, lo que apunta a un posible inicio de demencia senil. En este sentido, se dice que desde la casa real se han intervenido las llamadas del ex monarca por miedo a que pueda decir algo fuera de lugar en alguna de sus conversaciones.

Elena y Cristina, también muy pendientes de su padre
Por su parte, las infantas Elena y Cristina, plenamente al tanto de la evolución de su padre, llevan meses en contacto con especialistas médicos en Suiza, donde el rey emérito realiza revisiones periódicas. Aunque no existe un diagnóstico oficial hecho público, los expertos apuntan a síntomas compatibles con un inicio de deterioro cognitivo.
De manera preventiva, la infanta Elena ha iniciado discretamente reformas en una vivienda privada en España, anticipándose a cualquier eventualidad que hiciera necesaria la vuelta de su padre al país. La familia real trabaja unida para garantizar que el rey Juan Carlos reciba la mejor atención posible en esta nueva etapa.