Como la reina Letizia entre los borbones, Camilla Parker Bowles nunca fue bienvenida en la familia real británica. La ahora reina tuvo que trabajar duro para ganarse el respeto y el reconocimiento de la familia y la opinión mediática. Para ello, tuvo que sacar sus mejores armas. Y si Letizia necesitó alejar al rey Juan Carlos I para garantizar su tranquilidad y un futuro acomodado para sus hijas, Camilla llevó a cabo estrategias contra Meghan Markle y Harry, e incluso su hija pequeña, Lilibet.
Todo empieza poco después del nacimiento de Lilibet. Concretamente, cuando fue bautizada bajo el nombre de Lilibet Diana de Sussex. Este nombre, además de rendir homenaje a la reina Isabel II y a la icónica Lady Di, supone un recordatorio constante de la figura que ha eclipsado a Camilla durante décadas. Fuentes cercanas a la realeza aseguran que la actual reina consorte nunca ha podido soportar la continua comparación con Diana, y la existencia de una niña que lleva su nombre es no era de su gusto.
Camilla Parker Bowles intervino para que la familia no fuera al bautizo de Lilibet
El bautizo de Lilibet se llevó a cabo en una ceremonia íntima en Los Ángeles, presidida por el arzobispo John Taylor. Y a ella fueron invitados el rey Carlos III, Camilla Parker-Bowles, el príncipe Guillermo y Kate Middleton. Sin embargo, optaron por no asistir. La ausencia de los principales miembros de la monarquía británica envió un claro mensaje de desaprobación hacia los Sussex y sus hijos.
Según el periodista Omid Scobie, amigo cercano de Meghan y Harry, la decisión de no asistir al evento no fue casualidad, sino el resultado de un plan meticuloso orquestado por Camilla. Su intención era clara: aislar a la pequeña Lilibet del resto de la familia y evitar cualquier posibilidad de que su nombre cobrara relevancia en el entorno real. De este modo, se aseguraba de que su propia figura no quedara una vez más en segundo plano ante el legado de Diana de Gales.
Camilla Parker Bowles, la mala de la película
Esta versión cuadra con lo que cuenta Harry en su explosivo libro ‘Spare’. En él, el que el duque de Sussex describe a Camilla como "la villana", la persona que, según él, jugó un papel clave en la separación de sus padres. Y que en los años sucesores ha trabajado arduamente para rehabilitar su imagen a costa de quien fuera.
Pero Camilla no solo quiere distanciar a los duques de Sussex, sino que también busca impedir que los hijos de la pareja, Archie y Lilibet, mantengan lazos con el resto de la familia. Su temor es que, con el tiempo, la pequeña Lilibet Diana pueda convertirse en una figura de gran influencia que eclipse su figura y su legado.