En los últimos meses, ha surgido una nueva tendencia que ha capturado la atención de las élites y personalidades internacionales: la apicultura. Esta actividad, que en principio podría parecer simple, se ha convertido en una de las aficiones más exclusivas entre los millonarios, buscando un equilibrio entre la sostenibilidad y el bienestar personal. Una moda a la que también se ha apuntado Camila Parker Bowles.
Aunque la apicultura ha existido durante siglos, ha sido en los últimos tiempos cuando ha alcanzado un auge de popularidad gracias a celebridades como Meghan Markle. La duquesa de Sussex lo compartió públicamente en su serie para Netflix, ‘Con amor, Meghan’, donde mostró la satisfacción que le genera cuidar de su propia colmena. Para Meghan, este contacto cercano con las abejas le ha permitido establecer una profunda conexión con la naturaleza y sentir el bienestar que proporciona este hobby, algo que le ha dado tranquilidad en medio de su mediática vida.

Camila Parker Bowles se apunta a las modas de los ricos
Pero Meghan no es la única persona relacionada con la familia real británica que ha abrazado esta tendencia. Su marido, el rey Carlos III, lleva décadas cultivando su pasión por la apicultura, un interés que, con el tiempo, ha contagiado a Camila.
La reina, que en ocasiones parece el apéndice de Carlos III, siempre se ha sentido cuestionada, tanto por su familia como por la opinión pública. Camila ha tenido que trabajar el doble en su imagen para ganarse el respeto de los británicos y de los entornos de las altas esferas. Y una de las estrategias que ha seguido pasa por seguir los pasos de los más ricos.

Camila Parker Bowles sigue buscando encajar en las altas esferas
Entre otras cosas, se ha sumado a esta tendencia de bienestar de los millonarios. La esposa de Carlos III ha encontrado en este hobby una forma de conectar con la naturaleza, pero, sobre todo, de reforzar su imagen y estatus.
La apicultura, en este contexto, se ha convertido en un símbolo de exclusividad y lujo. No es solo un pasatiempo, sino una forma de vida que solo aquellos con los medios pueden permitirse. En muchos casos, tener una colmena requiere una propiedad rural o un terreno adecuado, lo que hace que la actividad esté al alcance de unos pocos afortunados. El interés por la apicultura en Camila puede tener que ver con la sensación de poder participar en una actividad privada y exclusiva, lo que le permite sentirse importante entre las altas esferas.