¡Las alarmas se han encendido en Buckingham Palace! A pesar de los esfuerzos por mantener el secreto, la salud del rey Carlos III está colgando de un hilo, y su esposa, Camilla Parker Bowles, no ha podido callar más. Con el monarca luchando contra un implacable cáncer, la reina consorte ha dado la devastadora noticia a sus hijos: Carlos III se está muriendo. El pasado fin de semana, Carlos III ha emprendido lo que muchos ya consideran su última gran gira. A menos de un mes de cumplir 76 años, el rey se ha embarcado en un largo viaje a Australia, un destino que quizás nunca debió haber aceptado dada su delicada condición. El monarca, diagnosticado de cáncer a principios de este año, decidió continuar con su deber real, pero las señales de deterioro son innegables. 

A pesar de llevar consigo un equipo médico completo, que incluye dos doctores monitoreándolo las 24 horas y bolsas con su propio tipo de sangre por si la situación se agrava, el rey ya ha mostrado signos de agotamiento. Y es que el monarca británico no pudo completar el almuerzo de Estado en Sydney, retirándose a los pocos minutos y dejando a todos en shock. Según reveló Concha Calleja en ‘Fiesta’, Carlos III “ha regalado un reloj de arena y cuando lo ha entregado ha dicho 'Esto es para que recordéis que el tiempo es muy breve'”. ¿Era este un mensaje oculto sobre su condición?

Camilla rompe el silencio: a Carlos III no le queda mucho tiempo

Los rumores sobre la gravedad del estado de salud del rey de Inglaterra han comenzado a arder como pólvora. Y es que, según fuentes cercanas a la Familia Real, Camilla Parker Bowles ya ha comunicado a Guillermo y Harry que su padre no sobrevivirá a la enfermedad. La situación es tan grave que, a pesar de los intentos por mantener la compostura, la reina consorte ha confesado la cruda verdad: Los tratamientos paliativos a los que está siendo sometido Carlos solo buscan alargarle la vida unos pocos meses más. 

Escenarios ante la crisis de salud del rey Carlos III

A estas alturas, la salud de Carlos está en una fase crítica, y tanto la familia como el gobierno británico se preparan para lo peor. Las posibilidades de que el rey continúe su mandato son casi nulas, y la sombra de una abdicación o regencia ya se cierne sobre el Palacio de Buckingham. Por esta razón, tanto el príncipe Guillermo como el príncipe Harry han sido convocados para mantenerse alertas ante cualquier eventualidad. Este es un momento crucial para la monarquía, y aunque el duque de Sussex ha estado alejado de los deberes reales, incluso él ha sido informado del grave estado de su padre, por lo que tres escenarios han comenzado a discutirse de manera urgente. 

En primer lugar, se podría optar por una delegación de poderes, donde los consejeros de Estado asumirían las tareas más arduas del monarca, permitiéndole seguir nominalmente en el trono. La segunda opción, más formal, sería la instauración de una regencia, donde Guillermo asumiría las responsabilidades de su padre de manera temporal. Pero la opción más dramática y definitiva sería la abdicación, algo que Carlos ha tratado de evitar desde que asumió el trono tras la muerte de Isabel II.