El estado de salud de Carlos III se ha convertido en un tema de gran preocupación en el Reino Unido. Lo que comenzó como un anuncio oficial sobre su cáncer a principios de 2024, ahora se ha transformado en un silencio inquietante dentro de la Casa Real Británica. Aunque el monarca ha intentado mantener su vida pública con normalidad, la verdad es mucho más desoladora de lo que se ha querido admitir.

Desde que se supo que el rey Carlos III padece una forma no revelada de cáncer, la familia real ha intentado manejar la situación con discreción absoluta. Sin embargo, la realidad es que la enfermedad ha avanzado más de lo previsto, y ahora Camilla Parker Bowles es quien carga con el peso de comunicar la verdad a los hijos del monarca.

Camilla Parker Bowles
Camilla Parker Bowles

Los preparativos para lo peor han empezado en la casa real británica

Su angustia es evidente. En las últimas semanas, la reina consorte ha mostrado un rostro apagado, distante y abatido en sus apariciones públicas. Atrás han quedado las sonrisas y la actitud cordial que solían caracterizarla. Su estado anímico refleja una verdad aterradora: los médicos ya no pueden ofrecer esperanza.

Uno de los indicios más alarmantes ha sido la activación de la operación “Menai Bridge”, un protocolo reservado para la organización del funeral del monarca. La noticia fue filtrada por el diario The Daily Beast, lo que ha avivado los rumores de que la situación es mucho más crítica de lo que se dice públicamente.

En la familia real, el hermetismo ha sido la norma durante décadas. El silencio del palacio siempre ha dicho más que cualquier comunicado oficial. Y en este caso, la ausencia de actualizaciones sobre el estado de Carlos III solo confirma lo peor. Mientras en público se finge normalidad, en privado los preparativos para su última despedida ya están en marcha.

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Rey Carlos III y Camilla Parker Bowles / Europa Press

Camilla, al borde del colapso

La presión de sostener esta carga emocional ha pasado factura en Camilla. Según fuentes del Daily Mail, la reina consorte tiene las reservas de energía mermadas y ha tenido que reducir su agenda oficial. En un principio, se habló de una infección en el pecho, pero su actitud melancólica y sus lágrimas en privado revelan la verdadera razón de su malestar: la desesperanza ante la enfermedad de su esposo.

Otro informante citado por la BBC menciona que en el palacio se está considerando mantener a Camilla al margen mientras intenta recobrar las fuerzas. Sin embargo, el impacto emocional es evidente y difícil de disimular.