El viaje a la India le podría haber salido muy caro a Camilla Parker-Bowles. La esposa de Su Majestad The King Charles, en resumen, Carlos III, se tomó un descanso de diez días de sus "árduas" tareas como reina. Un retiro espiritual al más puro estilo Dalai Lama con dos objetivos: desconectar de la rutina de la realeza y descubrir nuevas espiritualidades haciendo yoga en un centro especializado en homeopatía. Todo muy mindfulness y muy chill, algo que no le ha servido en absoluto para su esperado regreso a Inglaterra.

Carlos y Camilla en el retiro zen de la India, hace años Instagram

Y es que pasado ya el autumn break -también se han cogido este tiempo de descanso otoñal el príncipe Guillermo, Kate Middleton y sus tres hijos-, Camilla tenía el deber de volver a su tierra. Carlos III la esperaba en su residencia habitual, Clarence House, para reinaugurar la agenda real mañana mismo. Sin embargo, Camilla podría no haber llegado: lo que se sabe es muy fuerte. El vuelo de vuelta habría tenido sus complicaciones -muchas más de las previstas- y el aterrizaje ha sido a salvo, pero por los pelos. Camilla, que además es sabido que sufre mucho solo por el hecho de coger el avión, seguro que ha pasado un mal rato. Un muy mal rato que va a tardar en olvidar.

El vuelo de vuelta, que trazaba un trayecto directo sin escalas desde la India hasta Londres se hacía obviamente en un jet privado lleno de mayordomos. Pero el hecho de que se tratara de un vehículo privado no libraba ni mucho menos a Camilla de que hubiera ciertas complicaciones. Y no hablamos solo de unos pequeños titubeos, aquello que dicen turbulencias, no. Según se comenta, el Boeing 777 de British Airways -el más potente de la compañía- impactó sonada y abruptamente contra un pajarraco, el cual quedaría hecho coca. El avión seguiría al paso, pero no obstante también recibiría candela. "La parte frontal de la aeronave habría sufrido daños masivos", resaltan en la revista Semana.

Camilla y Carlos III The Royal Family web

Comunicado de British Airways

Por suerte, solo fue un pajarraco y no pasó a mayores. Pero el susto que se llevó la esposa de Carlos III es mejor no imaginárselo. Venía más relajada que nunca en el vuelo, precisamente por la terapia que hizo en la India, y le pasa esto. Tela marinera. Aunque desde el palacio de Buckingham se ha evitado decir nada al respecto, la compañía aérea sí se ha mojado, dando tranquilidad a los fans de Parker-Bowles, que pudieron respirar más tranquilos cuando el aeroplano tocó tierra en el aeropuerto londinense de Healthrow. "El avión aterrizó de manera segura y los pasajeros pudieron desembarcar con total normalidad". La reina consorte está a salvo. Ahora tocaría decir aquello de God Save The (consort) Queen, no?

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