El rey Carlos III enfrenta uno de los momentos más difíciles de su reinado. Desde que la Casa Real confirmó que padece cáncer, el monarca ha intentado seguir con su agenda oficial, pero su estado de salud se ha deteriorado rápidamente. Aunque el Palacio de Buckingham mantiene el hermetismo sobre la enfermedad, fuentes cercanas han revelado que su movilidad se ha visto gravemente afectada, obligándolo a recurrir a una silla de ruedas para desplazarse en privado.

A pesar de los esfuerzos por proyectar una imagen de fortaleza, las apariciones públicas del rey Carlos III han generado preocupación. En sus últimos actos oficiales, se le ha visto más delgado, con el rostro visiblemente cansado y dificultades para caminar. Según informan medios británicos, su equipo ha tomado medidas para disimular el impacto de la enfermedad, reduciendo el tiempo que pasa de pie y maquillando los signos de agotamiento.

Carlos III
Carlos III

La enfermedad de Carlos III avanza de forma inevitable

Fuentes cercanas a la familia real aseguran que en el Palacio de Buckingham ya se habla en voz baja de un posible ajuste en sus responsabilidades. Aunque Carlos III se resiste a modificar su papel, la realidad es que cada vez le cuesta más mantenerse activo. En su residencia, los asistentes han debido reorganizar los espacios para facilitar su movilidad y, en momentos de debilidad extrema, necesita ser trasladado en una silla de ruedas.

Este panorama recuerda lo sucedido con el rey Jorge VI, quien padeció graves problemas de salud en sus últimos años, aunque la información fue cuidadosamente manejada hasta su fallecimiento. Y también en la de Isabel II, que posteriormente a su muerte se ha sabido que tenía cáncer de médula ósea. Ahora, la Corona Británica parece seguir una estrategia similar: limitar los detalles sobre la evolución de la enfermedad mientras se adapta discretamente la agenda del monarca.

Carlos III
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El deterioro dejará a Carlos III en silla de ruedas

A medida que la situación avanza, surgen preguntas sobre el futuro de su reinado. Si el cáncer sigue debilitándolo, la monarquía podría verse obligada a considerar alternativas, incluyendo una posible abdicación en favor del príncipe Guillermo. De momento, Carlos III se aferra a sus funciones, pero los signos de su deterioro son cada vez más evidentes.

El tiempo dirá si el rey podrá continuar con su papel o si su enfermedad terminará marcando el final de su reinado antes de lo previsto. Lo cierto es que la imagen de un monarca en pleno ejercicio de sus funciones se ve cada vez más lejana, mientras que la silla de ruedas, que en un principio parecía un apoyo temporal, según expertos, se perfila como una compañía permanente en su día a día.