Carla Vigo es una joven de 22 años muy singular, con experiencias vitales dolorosas y extraordinarias. Un ejemplo muy claro: es huérfana por parte de madre desde que tenía 6 años y sobrina de reina de España desde los 3. Dos episodios que marcan, y mucho. No fue consciente del suicidio de Érika Ortiz hasta que, con 12 años, su padre Antonio le explicó la realidad. Un progenitor que durante el funeral tuvo un enfrentamiento muy duro contra el rey Juan Carlos: "¡Tú tienes la culpa hijo de puta! ¡Vosotros la habéis matado!". Para Carla no fue nada fácil de digerir, no entendía nada. Era una adolescente que, de repente, resolvía un rompecabezas brutal. Con los paso de los años ha ido masticando esta tragedia para acabar, como siempre, teniendo una opinión personal directa y contundente: "Mi madre no es una cifra. Era mi madre". Un reproche que va contra su tía reina, quien nunca ha querido dar visibilidad al origen de la muerte voluntaria de su hermana: una depresión.
La relación entre Carla y Letizia no ha sido un camino de rosas. Durante una etapa, Vigo se convirtió en la pesadilla de la Casa Real, porque hacía todo lo contrario al resto de la familia Ortiz. Si le pedían opinión, desembuchaba. Y lo que decía no eran, precisamente, elogios. La llamaron al orden y, de alguna manera, el toque tuvo resultados. Hoy en día parece que el ambiente entre ellas es mucho más respirable, aconsejándola en su carrera artística como actriz y en su exposición pública. Pero vaya, que nunca diríamos que Carla sea una tumba. Cuando toca abrir la boca lo hace. Caiga quien caiga.
La revista Vanity Fair ha entrevistado a la joven actriz, que debutó en el teatro con Rafael Amargo y en un cortometraje con la actriz del destape Josele Román. Parece que ha encontrado la dirección correcta y disfruta de su profesión y del amor de su novio Álvaro Uceda. Es feliz. Una felicidad, sin embargo, que quizás no dura demasiado, porque puede que la próxima vez que hable con la reina le tira de la oreja. La conversación con la revista iba muy bien, ya nos entendemos, hablando de sus proyectos y sueños en la interpretación. Incluso cuando habla de la monarquía, demostrando haber aprobado el curso de adoctrinamiento pertinente: "No me gustaría que aquí hubiera una república. Sé lo que pasaría. Los miembros de la familia real se tendrían que ir de aquí. La gente dice que no los han elegido, ¡pero es que ellos tampoco lo han elegido!". Uno 10 en hipocresía royal, muy bien. Eso sí, no ha utilizado el mismo método hablando de otras cuestiones.
Por ejemplo: sobre la posibilidad de que su prima princesa y futura reina Leonor pueda tener una pareja del mismo sexo, y si España estaría preparada: "No se podría hacer eso, no sé si la institución estaría preparada, pero la gente no, ni en broma; sobre todo porque aquí se critica todo. Tampoco creo yo que mi prima Leonor, aunque pudiese, eligiera una pareja femenina". ¿Al armario por la corona de reina? Vaya. Tampoco es nada diplomática hablando de Letizia, criticando su físico ultramusculoso que luce en su agenda oficial. Los brazos, sobre todo:"Es su cuerpo. Si ella se ve a gusto así... En mi opinión personal, y no quiero que por eso digan que soy machista, el cuerpo está bien, pero los brazos así no quedan nada bien en una chica. Si yo tuviera esos brazos, me vería horrorosa". Machista no sabemos, pero hiriente... un poco. Ahora bien, de ella también se han dicho todo tipo de cosas. Y sobre su físico, también. Nadie se escandalizó entonces, ¿por qué ahora sí?
Genio y figura, Carla. Una de cal y una de arena.